BMW Serie 8, el primer gran turismo de lujo de la firma bávara
A mediados de los años 80, BMW comenzó el desarrollo del que sería el deportivo gran turismo definitivo de origen alemán. Sería el sustituto natural del Serie 6, pero elevando su posición en el mercado con más lujo, refinamiento y, sobre todo, tecnología. Comenzaba así la historia del BMW Serie 8.
La carga tecnológica del nuevo BMW Serie 8 fue uno de los reclamos del coche. Estrenó un nuevo tipo de cableado con multiplexado que permitía automatizar multitud de sistemas partiendo de una misma centralita. Esto también minimizaría los problemas de fiabilidad, algo importante dado el estatus del vehículo.
Visto de otra forma, el asegurar la fiabilidad del sistema eléctrico del coche le daba credibilidad, y es que en el momento de su lanzamiento el BMW Serie 8 fue el coche más tecnológico del mercado.
Considerado como la versión de dos puertas de la berlina de representación de la marca, el Serie 7, el nuevo miembro de la familia montaría motores de gran caballaje y cilindrada con los que batir a cualquiera que se le pusiera por delante. Era capaz de ridiculizar incluso a los Aston Martin.
Diseño del Serie 8
Visualmente, el Serie 8 no rompe moldes, más bien lo contrario. No es un hecho fortuito. sino intencionado. La marca quería alejarse de las líneas más arriesgadas de sus predecesores para buscar un aire más señorial y clásico. Sea como fuere, se consiguió un diseño atemporal que nunca envejece.
Los diseñadores alemanes se inspiraron en el BMW M1 de la década anterior, especialmente en el frontal, mientras que en el resto destacaban los pasos de rueda sobredimensionados y los enormes pilotos posteriores. Por su parte, el habitáculo demostraba el camino que seguirían los futuros lanzamientos de la marca.
El único equipamiento opcional eran los airbags del conductor y acompañante.
Con espacio para cuatro ocupantes y todo su equipaje, el Serie 8 se postulaba como la opción perfecta para las rápidas autopistas alemanas. Era en este espacio donde se apreciaba el gran armamento tecnológico del coche, con radio por satélite, volante y asientos regulables eléctricamente y con memoria, etc.
Motores grandes y sedientos
La gama del BMW Serie 8 fue variando de nomenclatura y mecánicas durante su vida. Al comienzo solo se ofrecía el 850i, con un motor V12 y 300 CV. En 1993 se le sumaría el 840i, con un modesto V8 de 286 CV. Una vez fue introducido el 850 CSi del que hablamos a continuación, ambos fueron actualizados.
Este cambio trajo consigo propulsores y nombres nuevos, aunque la potencia se mantuvo intacta. El 850i pasó a ser 850Ci, y pasaba de un V12 5.0 a un 5.4. Lo mismo ocurre con el V8, ahora conocido como 840Ci. El ‘pequeño’ cuatro litros se actualizó y ofrecía 400cc más. Todas las mecánicas eran compartidas con el Serie 7.
La carga tecnológica del Serie 8 era tal que contaba con dos baterías en vez de una.
Ambas opciones se ofrecían con una de las primeras transmisiones manuales con seis velocidades, pero el carácter de lujo del coche popularizó la ya arcaica caja automática de cuatro velocidades firmada por ZF. Hasta el 75% de los Serie 8 son automáticos, y por ello son los menos cotizados actualmente.
850CSi, el pseudo M8
Pero todos estos quedaban superados por el 850CSi, la antesala del M8 que finalmente nunca pasó de la fase de prototipo. La existencia de este último fue negada durante años, pero no hace mucho se descubrió la única unidad producida, pero eso es tema de otro día.
El 850CSi contaba con la preparación de la división M, quienes elevaron la cilindrada de su motor V12 hasta los 5,6 litros, para entregar una potencia de 380 CV y 550 Nm de par. Su presentación tuvo lugar en 1992 con motivo del Salón de Ginebra, donde compartiría protagonismo con la segunda generación del BMW M3.
Fulminaba el 0-100 km/h en 6 segundos y alcanzaba los 250 km/h autolimitados.
Este misil alemán se diferenciaba del resto con un frontal más bajo, con un voluminoso spoiler, así como un gran difusor que recogía cuatro salidas de escapes. No todo era nuevo, y es que tomaba prestados elementos como las llantas de 17 pulgadas del BMW M5 E34 y los retrovisores del M3, con el que compartía protagonismo.
Técnicamente se reforzaba con un eje trasero activo que ofrecía cuatro ruedas directrices y un nuevo equipo de frenos más eficaz, con discos ventilados de mayor tamaño y pinzas de cuatro pistones. Elementos necesarios para detener los 1865 kilos que marcaba en la báscula.
Solo se fabricarían un total de 1 510 copias, de las cuales unas pocas terminaron en nuestro país a un precio cercano a los 20 millones de pesetas de la época.
Valor al alza y nueva generación
El BMW Serie 8 nunca ha sido un coche precisamente barato, por lo que quedaba al alcance de unos pocos afortunados. Pese a su larga vida, la depreciación no ha afectado mucho a este querido deportivo, y es que en sus peores épocas ha sido difícil ver una de las 30 000 unidades fabricadas a la venta por menos de 20 000 euros.
A día de hoy, el precio medio se sitúa entorno a los 50 000 euros, y esto para las variantes más básicas. Esta cifra aumenta si bajo el capó monta el V12 y, si se trata de uno de los pocos 850 CSi producidos, los precios rozan las seis cifras.
Del mismo modo, con motivo del 30 aniversario del modelo, BMW presentó un espectacular prototipo que adelantaba las líneas de la que será la segunda generación del Serie 8. La presentación oficial del modelo de producción tendrá lugar durante las 24 Horas de LeMans de 2018, y le seguirán muchas otras.
Este nuevo Serie 8 se complementará con una carrocería más práctica con cinco puertas –Serie 8 GranCoupe– y del esperado BMW M8, aquel que no fue concebido en el modelo original.