Lexus F: la primera división de Lexus
La gama Lexus F es su división de vehículos de alto rendimiento. El nombre de esta categoría hace referencia a dos términos. Por un lado, al término inglés Flagship, que significa ‘buque insignia’. Por otro, se refiere al Fuji Speedway, el circuito de carreras situado a los pies del monte Fuji, en Japón, donde Lexus realiza sus pruebas de vehículos.
El origen de la división de Lexus F
A finales de 2006, Lexus registró el emblema F para una futura marca que pensaba lanzar. En ese punto comenzaron las especulaciones sobre los proyectos que el fabricante japonés pensaba desarrollar. Con un nombre inspirado en la primera esquina del Fuji Speedway, similar a una F, Lexus declaró su intención de competir con vehículos como el Mercedes-Benz AMG, los BMW M o los S/RS de Audi.
Ya anunciado en 2001, el primer vehículo con intención de crecer hasta el nivel de la gama F fue el Lexus IS. De esta forma, el Lexus IS F fue presentado a principios del año 2007. Este primer modelo fue presentado en la ciudad estadounidense de Detroit, junto a una versión mejorada del LF-A.
El Lexus IS F
El modelo que estrenó la gama de Lexus F es el IS F, un coche nacido en y para los circuitos. Esto es así debido a que su increíble mecánica resulta excesiva para la conducción por carretera. Las ganas de llevar este vehículo al máximo de su capacidad supondría una retirada de carnet o un grave accidente.
Su propulsor V8 de 5.0 litros alcanza una potencia de 423 CV y permite una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos. Cuenta con modos automático y secuencial, de entre los cuales el segundo resulta más divertido para una conducción con subidas, bajadas y curvas. Eso sí, las ocho marchas de este modelo son demasiadas si uno quiere hacer una conducción eficiente.
Por ello, puede ser mejor dejar el IS F en modo automático. La caja de convertidor del par tiene una gran velocidad, con un cambio de marchas de décimas de segundo. Sin embargo, aunque esta velocidad es especialmente notable al aumentar de marchas, queda algo corta al reducirlas.
Esto se debe a que la reducción de las marchas va de una en una, por lo que la velocidad del cambio en este caso disminuye bastante. Además, el elevado consumo es otro punto en contra. Sin recurrir a una conducción muy deportiva, el gasto ya se fija en cifras de entre 9 y 12 litros a los 100 km.
Una mecánica excesiva
Considerando la elevada potencia, es un valor razonable, pero deja claro que el IS F no es un modelo adecuado para la conducción del día a día. Si el coche entra en circuito, el consumo se dispara hasta los 20 o 30 litros a los 100 km. En definitiva, el Lexus IS F es un coche de alta categoría, pero con unas prestaciones excesivas para el cliente medio, con un precio que ronda los 85 000 euros.
El Lexus LFA
Este otro vehículo de la serie Lexus F es un increíble superdeportivo. Supera al Lexus IS F en exclusividad, con solo 500 unidades producidas y al elevado precio de 380 000 euros. Su diseño exterior sigue las características habituales en la marca japonesa, con algunos añadidos.
Las línas agresivas de este modelo se aprecian especialmente en el capó de grandes dimensiones bajo el que reposa un motor V10. Los faros delanteros con forma triangular se colocan junto a unas afiladas tomas de aire. Por otro lado, todo el vehículo está atravesado por un difusor de fibra de carbono, que lo mantiene estable a altas velocidades y le aporta un coeficiente aerodinámico de 0,31.
En cuanto a su mecánica, sus cilindros colocados a 72º entre sí aportan 560 CV de potencia a 8 700 rpm. Por otro lado, el par de fuerzas máximo alcanza 480 Nm a 6 800 rpm. Su aceleración permite pasar de 0 a 100 km/h en el increíble tiempo de 3,7 segundos, con una velocidad máxima de 325 km/h. Además, al ralentí pueden alcanzarse las 9 000 rpm en solo 0,6 segundos.
Sin embargo, el Lexus LFA, se enfrenta a los mismo inconvenientes que el Lexus IS F y, en definitiva, que cualquier superdeportivo. Su elevado precio y su alto consumo de combustible no son aptos para mucho clientes. Además, su mecánica queda demasiado grande para una conducción habitual, por lo que son modelos más destinados a circuitos que a carreteras.