
¿Sabías que cada cierto tiempo es necesario hacer una breve pausa para poner el coche a punto? Para algunos, esto equivale a llevarlo al taller una o dos veces al año para que le hagan una revisión, mientras que para…
En el mercado podemos encontrar distintos tipos de aceite de motor, cada uno con características especiales, y hemos de conocer cual de todos ellos es el que más le conviene al funcionamiento y la durabilidad del motor de nuestro coche
El aceite de motor es un elemento esencial para el buen funcionamiento y mantenimiento del vehículo. Su finalidad es lubricar las partes móviles del motor para reducir la fricción.
Además, también permite mantener limpio el motor al evitar la corrosión y sirve como elemento refrigerante al extraer parte del calor de las partes móviles y disiparlo lejos de estas.
Existen distintos tipos de aceite según su composición y su finalidad:
El recorrido del aceite de motor comienza en la parte inferior del bloque del motor. Gracias a la bomba de aceite, el compuesto es transportado hasta todos los puntos donde es requerido. Tras la impulsión mediante la bomba, el aceite pasa por el filtro, que permite retener cualquier posible impureza presente en la sustancia.
De esta forma, el motor queda libre de suciedades que puedan producir averías en el futuro. Por tanto, el filtro de aceite es un elemento importante en el mantenimiento del vehículo.
Un filtro sucio o deteriorado puede dejar pasar partículas nocivas para el sistema, por lo que este elemento debe ser sustituido cada 10 000 o 15 000 km, según el tipo de aceite empleado.
Tras pasar por el filtro, uno de los principales lugares a los que llega el aceite es al interior de los cilindros. Ahí, el aceite lubrica los pistones y el cigüeñal, lo que evita sobrecalentamientos y deterioros a causa de la fricción entre estos elementos.
Finalmente, el aceite llega a la parte baja del motor, donde es filtrado y aspirado para volver a la bomba y comenzar de nuevo el recorrido.
Los distintos tipos de aceites de motor se identifican mediante índices desarrollados por la SAE (Sociedad de Ingenieros Automotrices). Con estos códigos se identifica su viscosidad, que es la resistencia que el aceite ofrece al fluir.
Los fluidos más ligeros tienen un bajo grado de viscosidad, mientras que otros como la miel tienen una alta viscosidad. En el caso del aceite, la viscosidad cambia al ser calentado o enfriado.
A modo de ejemplo, en el aceite con designación SAE-0W-20, el primer ‘0’ representa su índice de viscosidad a baja temperatura. La ‘W’ indica que es un aceite diseñado para ser usado en invierno, y el ’20’ es el índice de viscosidad a alta temperatura.
Los distintos grados de viscosidad que puede presentar un aceite de motor son: 0, 5, 10, 15, 20, 25, 30, 40, 50 y 60. Esta viscosidad se mide según el tiempo que el aceite tarda en fluir a través de un orificio, por lo que se conoce como viscosidad cinemática.
En principio, saltarse las recomendaciones del fabricante y cambiar a otro tipo de aceite no tiene por qué suponer consecuencias graves. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada coche está diseñado para funcionar bajo ciertas condiciones, de manera que con cierto tipo de aceite se consigue un rendimiento óptimo.
A la hora de cambiar el aceite, y si se opta por escoger otro tipo, uno con mejor fluidez a baja temperatura permitirá un mejor comportamiento en el arranque, siempre que el vehículo no tenga una alta cantidad de kilómetros a las espaldas.
En cuanto a la mezcla de aceites, tampoco tienen por qué surgir problemas, pero lo habitual será no lograr la viscosidad óptima. Por tanto, en caso de emergencia, será mejor recurrir a mezclar dos aceites distintos antes que circular con uno en malas condiciones.