Pontiac Fiero, el deportivo de motor central procedente de Detroit
La difunta Pontiac se caracterizó siempre por su carácter deportivo. De todas las firmas recogidas bajo el paraguas de General Motors, eran los rebeldes. Asimismo, muchos desconocen que ellos fueron los pioneros en muchas cosas. Por ejemplo, con el Pontiac Fiero, que fue el primer deportivo de motor central fabricado en serie en Estados Unidos.
Este pequeño deportivo americano se inspiraba en los deportivos europeos. No obstante, mantenía intactas las cualidades que definían a todo coche americano de entonces. Un ejemplo de ello era su comodidad y un habitáculo amplio repleto de plástico de dudosa calidad.
Vendido entre 1983 y 1988, salieron de fabrica un total de 370 168 unidades.
Dos carrocerías y dos plazas
Con 4 metros de largo, 1,7 de ancho y 1,1 de largo, el Pontiac Fiero era pequeño para los estándares americanos. Sin embargo, ofrecía espacio suficiente para dos ocupantes de talla XXL, lo básico que se destila en el mercado local. Llegó a ofrecerse con dos carrocerías, Coupé y Fastback, y dos frontales diferentes.
Ya que tomaba como inspiración a los deportivos europeos, el biplaza de Detroit gozaba de un atractivo diseño. Así, destacan sus ópticas retráctiles, la zaga y la moldura negra que recorre toda la carrocería, una solución usada por Ferrari.
Sus formas generales recuerdan a las del Fiat X1/9 y Toyota MR2 de primera generación.
Su explosivo diseño exterior ganaba enteros si se comparaba con el habitáculo. Sin duda alguna, el punto más criticable junto a su fiabilidad mecánica. La reducción de costos llevó a la marca a utilizar materiales plásticos de baja calidad, y el diseño, bueno, brilla por su ausencia.
Todo el interior se basa en las formas cuadradas y planas, un diseño básico que pronto quedó desfasado. Al menos, lo compensa con un rico equipamiento en el que destacan los elevalunas eléctricos, el A/C, tapizado de tela y borrego. Además contó con altavoces integrados en los cabezales, toda una novedad tecnológica.
En cuanto a la zona de carga, quedaba reducida a un limitado maletero posicionado tras el motor. Sorprende que no se haya utilizado el espacio restante bajo el capó delantero para este propósito. En su lugar, aquí descansa la rueda de repuesto y otros componentes mecánicos.
Motorizaciones inusuales
Mientras que la el motor V8 motorizaba el grueso de coches producidos en Norteamérica, el Pontiac Fiero se desmarcaba con motores más pequeños. Siguiendo el camino marcado por los fabricantes nipones, el Fiero estaba disponible en dos opciones mecánicas: cuatro cilindros y V6.
Los dirigentes de GM vieron en la crisis del petróleo la oportunidad para crear un deportivo biplaza económico. Con todo, originalmente el Fiero estaba planeado como un rival para el Chevrolet Corvette.
De misma manera, para lograr bajos consumos se optó por transmisiones con relaciones de cambio larga.
Hubo disponible un total de cuatro cajas de cambio, un automático de tres velocidades y tres manuales, que según el año eran de cuatro o cinco relaciones. Estas últimas se produjeron en dos versiones, fabricadas por Getrag e Isuzu respectivamente.
Con todo, lograba unos consumos de 7,6 y 4,7 litros/100 km en ciudad y carretera con el motor más pequeño. También contribuían las ruedas de pequeñas dimensiones, y un peso de apenas 1 200 kilogramos en orden de marcha.
Excursión por Indianápolis del Pontiac Fiero
A modo de evento publicitario, el Pontiac Fiero llegó a ser el Pace Car de las 500 Millas de Indianápolis del año 1984. Es decir, el coche de seguridad para los momentos en el que la carrera es neutralizada. Comercialmente fue un movimiento acertado, ya que la carrera americana es seguida por decenas de millones de espectadores.
El Pace Car de la Indy 500 se ha convertido en todo un negocio para los fabricantes.
No fue el primero, y es que desde muchos años antes y hasta nuestros días, las marcas pagan auténticas barbaridades por colocar su coche en la carrera. Rara vez es el año que repite protagonista, aunque los más utilizados han sido los Chevrolet Corvette y Camaro en diferentes versiones.
Del mismo modo, el Fiero llegó a coquetear con la competición con participaciones en la IMSA y otras categorías nacionales de menor calibre.
Presa de las replicas caseras
Desde entonces, el Pontiac Fiero ha sido una triste victima de las replicas caseras de construcción artesanal. Su afilada carrocería y su condición de deportivo con motor central lo convierte en una base perfecta para replicas de exóticos como Ferrari. Del mismo modo, el Toyota MR2 reúne las mismas características que el Fiero, siendo otra base popular.
Además de su forma, el hecho de que sus motores fueran en cierta manera frugales, contribuye a que algunos vean la oportunidad de tener un pseudo-deportivo italiano por un coste de mantenimiento mínimo. Sin embargo, la calidad de estas reproducciones suele ser muy pobre, siendo mayor el valor perdido del coche original que lo ganado en la replica.