¿Hasta qué edad se puede conducir?
A mediados del siglo XXI habrá una tercera parte de la población de España con un edad superior a los 65 años. Esto supone que un alto porcentaje de conductores superarán esa edad.
Ante esta situación, existe un gran debate sobre si la pérdida de reflejos consecuente de la edad debería dar lugar a un límite máximo de años para conducir.
Los estudio de la Dirección General de Tráfico muestran que la mayoría de los conductores desconfían de las personas de más de 65 años al volante. Sin embargo, según las estadísticas de los seguros y las cifras de siniestralidad, son el grupo de edad menos implicado en accidentes de tráfico.
El porcentaje de accidentalidad en las personas mayores es cuatro veces menor que en el caso de conductores menores de 25 años. Además, es menos de la mitad que la de conductores con edades comprendidas entre los 35 y los 44 años.
Las limitaciones habituales en los mayores de 65 años
Actualmente no existen normativas que limiten la edad de las personas mayores para poder renovar la licencia de conducir. Según las declaraciones de la DGT, el límite está en la salud, no en la edad.
Por ello, mientras que en los menores de 65 años lo obligatorio es renovar el carné de conducir cada 10 años, a partir de esas edad la frecuencia se reduce a los cinco años.
La DGT ha declarado que la edad no tiene por qué suponer un deterioro psicofísico. Sin embargo, más de una tercera parte de los conductores con edades entre 65 y 70 años renuevan el carné con restricciones.
Entre estas restricciones, el principal problema es la capacidad visual de los conductores. La edad a menudo pasa factura en cuanto a la vista, por lo que solo hay un 13,8% de las personas comprendidas entre 71 y 75 años que renuevan el carné sin ninguna restricción.
A partir de los mayores de 86 años, menos de un 1% de los conductores logra superar los reconocimientos médicos sin ningún inconveniente. Aun así, hay menos de un 2% de conductores mayores de 86 años a los que no se les permite renovar la licencia de conducir.
Entre el resto de factores que pueden influir en las restricciones a la hora de renovar el carné son la capacidad perceptivo-motora o la auditiva. También están las enfermedades metabólicas y endocrinas, además de los problemas con el sistema cardiovascular.
Los códigos del carné de conducir
Las normativas de tráfico de España contemplan varias tipologías en cuando a las restricciones personales de cada conductor y según el tipo de carné. En la parte inferior izquierda de la cara posterior de la licencia está el apartado 12, que refleja las posibles limitaciones.
Este apartado puede rellenarse con varios números, que indicarán las limitaciones del conductor en cuestión. Estas restricciones pueden ser de tipo físico o administrativo.
A modo de ejemplo, en este apartado estará señalizado el caso de un conductor que haya perdido todos los puntos de su carné y los haya recuperado a continuación. También hay códigos que indican si el conductor necesita llevar gafas, prótesis auditivas o elementos que adapten su vehículo a alguna discapacidad especial.
Desconfianza en los conductores más mayores
Como hemos comentado, un alto porcentaje de conductores en España desconfían de las personas más mayores al volante, a pesar de que las cifras de siniestralidad estén de su parte. Además, varios estudios muestran que las personas mayores respetan más los límites de velocidad y no suelen mostrar una conducción agresiva.
La principal causa de la desconfianza, según los demás conductores, es que las pruebas psicotécnicas son poco rigurosas, y deberían realizarse con más frecuencia, incluso de forma anual.
Otros estudios, como los realizados por la aseguradora Mapfre, muestran que alrededor del 67% de conductores mayores de 65 años se sienten más inseguros y lentos a la hora de ponerse al volante.
Por otro lado, la DGT hace especial énfasis en el consumo de medicamentos, los cuales pueden afectar considerablemente a los reflejos y a la concentración del piloto.
La administración recomienda, entre otras medidas, evitar ponerse al volante durante algunas horas después de comer, descansar con más frecuencia que los conductores más jóvenes y, por supuesto, evitar el consumo de alcohol.
En definitiva, la clave para mantener la seguridad en las carreteras está en mantener la atención durante la conducción, especialmente con el paso de los años. De esta forma, se podrá compensar la pérdida de facultades propia de la edad.