Volkswagen Beetle RSi, una bomba atómica alemana

El desarrollo de este compacto tan especial comenzó a gestarse en 1999 cuando se produjo el lanzamiento de la versión convencional del New Beetle; ese mismo año vio la luz el primer prototipo del RSi, al que le siguió otro más evolucionado un año después, a su vez seguido del modelo de producción
Volkswagen Beetle RSi, una bomba atómica alemana

Escrito por Juan

Última actualización: 10 septiembre, 2018

Un fabricante de corte conservador como es Volkswagen pocas veces se desmarca de lo establecido. Sus creaciones más especiales son fáciles de contar debido a su escasez, pero todas ellas tienen algo en común: son bestias alemanas. El Volkswagen Beetle RSi que protagoniza estas líneas es un claro ejemplo de ello.

Como decíamos, un fabricante como Volkswagen pocas veces se suelta la melena, pero cuando lo hace deja huella, creando clásicos contemporáneos que todos quisiéramos tener y que solo unos pocos pueden. Todos y cada uno de ellos tienen ese toque diferenciador, y en el caso del RSi ese toque lo da su imagen y ADN de carreras.

ADN de competición

El lanzamiento del New Beetle era esperado con ansias en los mercados más importantes, el norteamericano y el europeo. Sin embargo, mientras que las ventas al otro lado del charco no hacían más que aumentar, en Europa la cosa no funcionaba como se tenía previsto.

Este revés comercial propició la creación de una copa monomarca, la New Beetle Cup, donde corrían ‘escarabajos’ muy modificados. Con una aceptación fue positiva y repercutiendo en un aumento de ventas, la marca se motivó a crear una versión de calle derivada de los circuitos.

Interior del Volkswagen Beetle RSi.

Su producción estaría limitada a 250 unidades a un precio bastante alto, pero a cambio obteníamos uno de los coches más especiales salido de Wolfsburgo. Su diseño, derivado del modelo de carreras, apenas rompía la armonía de las líneas del coche, aunque el resultado final era mucho más agresivo que el modelo base.

Tanto el frontal y la zaga ganaron nuevos paragolpes más abultados y bajos, con mayores tomas de refrigeración. Los pasos de rueda se ensancharon 80 mm y la zaga se aderezó con un generoso spoiler sobre el maletero.

El habitáculo también recibía cambios significativos con respecto a un Beetle normal. Nos encontrábamos con unos asientos tipo backet forrados en cuero, material que combinado con el aluminio dotaban de personalidad propia al interior.

Un corazón muy capaz

Si bien la versión de carreras equipaba un propulsor V6 de 2.8 litros de cilindrada, para el modelo de producción se optó por el V6 de 3.2 litros de la casa ya visto en otros modelos. Si no lo reconoces, es porque suele llamarse VR6, un motor de V estrecha que ocupa el mismo espacio que un cuatro cilindros en línea.

Este motor ofrecía toneladas de potencia para un vehículo tan pequeño y de corte femenino: nada más y nada menos que 225 CV y 312 Nm. El corte de inyección por su parte se quedaba en 6 500 rpm.

Diseño del Volkswagen Beetle RSi.

El Volkswagen Beetle RSi iba calzado con unas ligeras llantas OZ Superturismo de 18 pulgadas.

Dicho propulsor iba acompañado por una caja de cambios manual de seis velocidades y la infalible tracción total 4Motion con diferencial de accionamiento viscoso Haldex. Por su fuera poco, el conjunto quedaba aderezado por un sistema de escape inoxidable Remus con salida doble.

Dicho escape era el mismo que se utilizaba en competición convenientemente catalizado, al igual que las suspensiones, más rígidas y que aumentaban el ancho de vías en 80 mm.

Una edición extralimitada

Siempre se ha dicho que ‘poderoso es don dinero’, y el Volkswagen Beetle RSi sufrió en sus propias carnes lo que podía hacerse con una cartera lo suficientemente abultada. La de por sí limitada tirada de 250 unidades recibiría otras 80 un tanto especiales gracias a un encargo de un emir de Dubai.

Volkswagen pedía cerca de 50 000 euros por cada uno de los RSi vendidos.

Este emir recibió gratuitamente una de las 250 unidades del RSi como obsequio de la propia Volkswagen. Lo que no esperaban los alemanes es que el coche le gustase tanto como para comprar más unidades, con la intención de regalar una a cada una de sus hijos, nada más y nada menos que 80.

El pedido del emir árabe alcanzó el montante de 6 millones de dólares.

Como según él la potencia del V6 del Volkswagen Beetle RSi era demasiada, pidió expresamente al fabricante germano 80 unidades de un Beetle convencional equipado con el motor 1.8T, suprimiendo la tracción 4Motion y las suspensiones deportivas, manteniendo eso sí el kit de carrocería del RSi.