Porsche Carrera GT, el último superdeportivo analógico de la historia

Este bólido desarrollado por la firma de Stuttgart carecía de las ayudas electrónicas propias de los coches modernos, toda una bestia de más de 600 CV que había domar con las propias manos del conductor; para redondear una máquina tan pura, su propulsor era atmosférico
Porsche Carrera GT, el último superdeportivo analógico de la historia

Escrito por Juan

Última actualización: 29 octubre, 2022

El boom económico que vivimos a comienzos de siglo nos dejó con algunos de los superdeportivos más impresionantes de todos los tiempos. Dentro de este selecto grupo hay uno que destaca. Proviene de Alemania, esta firmado por Porsche y se llama Carrera GT, y es el último superdeportivo analógico.

Cuando el Porsche salió al mercado se tuvo que ver las caras con otros dos pesos pesados coetáneos, el Ferrari Enzo y el Mercedes SLR McLaren, con enfoques completamente opuestos. Sin embargo, estos hacían uso de tecnologías que no tenía el Carrera GT debido a su accidental nacimiento.

Origen

Tras los éxitos logrados junto a McLaren en la Fórmula 1 de los 80, en Porsche decidieron crear un nuevo motor para la normativa V10, idea que se desechó al poco de empezar a trabajar en el proyecto. Para no desperdiciar semejante trabajo, se decidió continuar el proyecto con la vista puesta en motorizar un coche de las 24 Horas de Le Mans.

Con el fin de demostrar al gran público que iban en serio, decidieron montar dicho motor en un prototipo funcional descapotable, el Porsche Carrera GT Concept presentado en el año 2000. La buena acogida que tuvo el prototipo y la buena salud económica ayudaron a llevarlo a producción.

Porsche Carrera GT: frontal
Frontal del Porsche Carrera GT.

Las ganancias del Boxster y el éxito que tuvo el recién lanzado Cayenne fueron los que financiaron el proyecto del Carrera GT.

El Porsche Carrera GT, al detalle

Más que por su diseño, el Porsche Carrera GT destacaba por su apartado mecánico. Aquí se desmarcaba con un propulsor atmosférico, V10 y de 5,7 litros de cubicaje. Toda una obra maestra. Entregaba 612 CV a 8 000 vueltas y alcanzaba los 330 km/h de velocidad punta.

Fue uno de los primeros coches en contar con discos de freno carbocerámicos y un chasis de fibra de carbono.

A día de hoy son cifras más que respetables, y hace 15 años eran de infarto. Para más inri, el coche carecía de cualquier ayuda, ni ABS, ESP o control de tracción (TCS), lo que lo convertía en un arma letal. Además, la potencia se transmitía a través de una caja de cambios manual de 6 velocidades y tracción trasera.

Estéticamente no se parece a ningún otro Porsche, pero al mismo tiempo es fácilmente identificable como tal. Con unas dimensiones de 4 615 mm de largo, 1 920 mm de ancho y 1 165 mm de alto, sus proporciones son casi perfectas, al igual que la calidad de su diseño.

Uno de los Porsche más especiales de la historia debía estar acompañado por un diseño a la altura, y en este aspecto no decepcionó. Entre los elementos más destacados de su carrocería estaba la generosa entrada de aire de la puerta, el techo descapotable en dos piezas y las doble joroba de la tapa motor, además de su alerón retráctil.

El interior está terminado en cuero y aluminio, lo mínimo tratándose de un Porsche. Como curiosidad, el pomo del cambio es de madera, un detalle que homenajea al Porsche 917 de Le Mans.

Durante los tres años en los que estuvo a la venta se produjeron un total de 1 270 unidades, 230 menos de las planeadas originalmente. Su precio oscilaba alrededor del medio millón de euros, un regalo teniendo en cuenta la cotización actual, clara muestra de la burbuja financiera de los coches clásicos.

Carrera GTZ, el desconocido

Poco o nada se sabe del Porsche Carrera GTZ, una obra creada por el carrocero italiano Zagato. Se trata de una unidad única, cuyo desarrollo es bastante reciente (2013). Su precio es desconocido, pero es de esperar que no sea precisamente bajo debido al trabajo artesanal que lleva consigo.

Las diferencias con el modelo original se resumen en una nueva zaga y una tapa de motor y techo rediseñadas, con las dos jorobas a las que acostumbra Zagato en todas sus creaciones.