Audi A2, un infravalorado y desconocido futuro clásico
Desde 1999 a 2005 Audi comercializó un pequeño utilitario muy capaz en el que invirtieron mucho dinero y esperanzas. El Audi A2, como se conoce, fue un fiasco comercial de proporciones dantescas. Los utilitarios premium no eran populares entonces, y el coste de la ingeniería que se le aplicó no justificaba el precio según el público.
Sin embargo, aquellos que aprecian los coches por lo que significaron para la industria saben que el Audi A2 se revalorizará con los años. La clave de este cambio se llama aluminio, un material común actualmente en la automoción, pero que a comienzos de siglo era toda una novedad, lo que se tradujo en un error garrafal.
La principal característica del Audi A2 fue la causa de su fracaso.
Al Audi A2 o lo amas o lo odias
Hay coches que dan mucho que hablar. Son aquellos que por diseño o los amas o los odias, pero que no dan lugar a medias tintas. Con suerte, se convertirán en un pelotazo, como es el caso del Citroën C4 Cactus, pero en otros casos como el Fiat Multipla, estaban heridos de muerte incluso antes de nacer.
Con el Audi A2 pasó algo parecido, aunque su diseño no fue la principal causa de que no se vendiera como se esperaba. Sus 3,82 metros de largo lo sitúan en el segmento B, y para destacar hay que arriesgar. Para ello, se optó por una carrocería ‘monovolumínica’ con luneta trasera partida al estilo Toyota Prius.
Su vertical zaga partida por un spoiler superior no era el único punto llamativo de su estética. Su redondeado frontal sin apenas aberturas contaba con una parrilla carenada, desde la cual se accedía a los líquidos para el mantenimiento, y es que su capó no se abre de la manera convencional.
Además, el peso del conjunto era sumamente bajo gracias a la utilización del aluminio para los paneles de la carrocería. Entre el equipamiento opcional estético destacamos las llantas de 18 pulgadas y un techo solar practicable que dejaba toda la superficie superior en cristal, desde el parabrisas hasta la luneta.
Más espacio de lo que esperas
Con su reducido tamaño, el Audi A2 presumía de un espacio interior apto para cinco ocupantes y de un maletero sorprendentemente amplio. Llegaba a superar a su hermano mayor coetáneo, el primer Audi A3, al tiempo que sigue siendo más habitable que muchos compactos actuales.
Las calidades eran las típicas de los Audi de la época: buenos ajustes, materiales de alta calidad con superficies mullidas en las zonas más vistas. Su diseño apenas cambió con los años; las variaciones se limitaban a nuevos tapizados, volantes de tres y cuatro radios, y un nuevo sistema de audio.
Como coche enfocado a la practicidad, la ergonomía y los huecos portaobjetos eran notables.
1.2 TDI 3L, el rey del bajo consumo
Mecánicamente, el Audi A2 disfrutó de cinco mecánicas, dos gasolina y tres diésel con potencias comprendidas entre los 61 y los 110 CV. Para lo ligero que era el coche eran potencias suficientes, y es que permitían excursiones fuera de la ciudad, su hábitat natural.
Sin embargo, la más interesante por su enfoque ‘ecológico’ era el diésel más pequeño, el 1.2 TDI, también conocido como 3L. Es el mismo que equipaban los Seat Arosa 3L y el Volkswagen Lupo 3L. Su objetivo era demostrar los bueno que podía ser el gasóleo para lograr bajos consumos y emisiones.
Esta mecánica ofrecía 61 CV a 4000 vueltas y 140 Nm de par desde las 1800 rpm, por lo que fuerza no le faltaba. Para lograr los mejores consumos, se acoplaba a una caja de cambios automática de cinco velocidades calibrada expresamente para las necesidades de este motor, y es que siempre buscaba las revoluciones más bajas.
Como su nombre 3L indica, el consumo homologado era de 3L, pero esto no es real. En condiciones normales sí que era sencillo de bajar de los 5 litros, pero difícilmente consumía tan poco como prometía. Sea como fuere, es una de las mecánicas clásicas del Grupo VAG de antaño.
El Audi A2 es un futuro clásico… para quienes lo aprecian
Las pocas unidades que se comercializaron –176 205 copias– se unen a una novedosa ingeniería por aquel entonces para crear un cóctel que aumentará su valor con el paso del tiempo. Hay quien sigue hablando mal del pequeño alemán, pero sus credenciales son suficientes para que quien lo conozca bien lo considere un clásico moderno.
Junto con el Audi A8 de la época, el A2 fue un pionero en el uso integral del aluminio. Habrá que esperar pues, a ver si el Audi A2 se convierte en otro clásico de la marca, junto con uno muy conocido, el Audi RS2 Avant.