Ford Puma, todo lo que debes de saber antes de comprar uno
La década de los noventa nos dejó la explosión de los deportivos pequeños derivados. El Mazda MX3, el Renault Megane Coupé, el Opel Tigra y el Ford Puma son los ejemplos más recordados. Es este último vehículo el que nos atañe hoy, ya que cubriremos toda la información necesaria para conocer qué revisar antes de comprar un Ford Puma y saber con qué prestaciones cuenta.
Para su desarrollo, Ford no partió de cero. Ideado en 1993, el Puma se articuló sobre la plataforma del Ford Fiesta IV, con el que compartía elementos mecánicos, de chasis e interior. Apenas duró 5 años en el mercado (1997-2002), pero en la actualidad, su precio ronda los 1000 euros para las versiones normales y unos 2000 para el interesante 1.7i, desarrollado con Yamaha en exclusiva.
Fueron 3 las versiones comercializadas: 1.4i, 1.6i y 1.7i, todas de la familia de motores Zetec.
Males endémicos
Al estar emparentado técnicamente con el Ford Fiesta de la época, los fallos endémicos que sufre el Ford Puma están también relacionados con el utilitario. Uno de los más comunes —y a la vez sencillos de solucionar— es la radio, si es que el vehículo conserva la original. Este dispositivo suele reiniciarse de forma fortuita y deberás introducir un código único para reestablecerlo.
Las calidades interiores tampoco son las mejores, por lo que incluso una unidad con kilometraje bajo puede presentar un desgaste excesivo en el cuero del volante. Desde este punto, puede percibirse otra de las fallas: las vibraciones. Estas derivan de una perdida de líquido hidráulico de la dirección asistida.
Salvo ‘arreglo de cuñado′ , esta es una avería que requiere de la sustitución de la cremallera de la dirección. No es un problema extendido, pero suele producirse con la frecuencia justa, tanto en el Puma como en el Fiesta. Aun así, más graves son las consecuencias de un sistema de climatización averiado.
No hablamos de que este sistema deje de funcionar o que no enfríe el aire acondicionado. Nos referimos a que se puede quedar atascado al máximo de calefacción. Cuando esto sucede no es posible siquiera regular el sistema, y en el peor de los casos, puede llegar a gripar el motor si se dan ciertas condiciones.
Por último, en las unidades anteriores al 2000, el desgaste de las pastillas de freno delanteras suele ser excesivo, algo que requiere su cambio antes de tiempo. Preferiblemente, se recomienda su sustitución por un sistema de frenos mejorado —o un recambio de los modelos del 2000 en adelante—.
En zonas húmedas, puede desarrollarse un poco de óxido en los pasos de rueda traseros.
Ford Puma 1.4i 16v y 1.6i 16v
Originalmente, el Ford Puma se vendió con un pequeño 1.4i de gasolina de apenas 90 CV de potencia y 122 Nm de par máximo. Esto supuso la popularización del modelo, pues abarataba su precio de venta considerablemente y no suponía quebraderos de cabeza en cuanto a mantenimiento, ya que era compartido con el Ford Fiesta coetáneo.
Sin contar como un restyling como tal —ya que no cambió la estética del modelo—, en el año 2000 se introdujeron cambios en la gama. El motor 1.4i decía adiós y su lugar lo ocupaba un nuevo 1.6i de 103 CV y 145 Nm de par máximo. Este motor fue compartido con el Ford Fiesta y con el Ford Focus de primera serie.
Otros cambios del año 2000 fueron la tercera luz de freno, diseño de llantas y la regulación de altura de la plaza del conductor, que pasó de ser eléctrica a manual.
Todos estos modelos cuentan con motores muy sencillos y resistentes. Con el mantenimiento mínimo, duran muchos kilómetros sin dar problemas, lo que los hace perfectos para un Ford Puma de segunda mano. Coche barato, sustento bajo. Una combinación perfecta.
Aun así, todo motor tiene sus fallas. En estos, lo que más problemas suele dar es todo el sistema eléctrico compuesto por las bujías, cables y bobinas. ¿Cómo detectar una disfuncionalidad en este mecanismo? Para empezar, los fallos encienden el testigo en el cuadro, pero si se da el caso de que no se active —o el vendedor anula la bombilla—, hay varias formas de descubrir si estamos ante una unidad afectada o no.
Hay que tener en coche en marcha y circular con él. Si el ralentí no se mantiene estable y produce vibraciones puede ser un signo, al igual que una falta de potencia al acelerar. Esta última carencia encuentra su respuesta en diversos fallos en la inyección: la bobina no trabaja bien y la bujía no puede producir la chispa como debe.
Ford Puma 1.7i 16v
La tercera variante mecánica montada en el Ford Puma es la más interesante y recomendada, pero también la que requiere de mayores cuidados. De lo contrario, un mal mantenimiento puede dejar al motor terminal en muy poco tiempo. ¿Por qué? Por el material utilizado en las camisas de los cilindros.
El 1.7i de Ford es famoso por haber sido uno de los motores en los que Yamaha ha tenido participación en su desarrollo. Tanto el bloque como la culata eran de aluminio y se decidió utilizar una aleación de Nikasil, con el fin de encamisar las paredes de los cilindros y que los segmentos del pistón no rallasen el aluminio.
El bloque 1.7i entregaba 125 CV a 6300 rpm y un par máximo de 157 Nm a 450 rpm.
Esta es una aleación utilizada en el mundo de las motos, así que tiene sentido que fuese Yamaha la que lo introdujo en este motor. La aleación se compone de una mezcla de níquel y silicio. Además de la resistencia del silicio, se mejoró la fricción, lo que hace del 1.7 un motor muy voluntarioso a subir de vueltas, a lo que contribuía la distribución variable.
Sin embargo, este es un material que sufre si se combina con azufre, por lo que requiere un mantenimiento muy concreto. Para empezar, se necesita gasolina de calidad, con bajo contenido en azufre. Para la lubricación, son de uso obligatorio los aceites sintéticos o semi-sintéticos.
Por tanto, si te interesa hacerte con un Ford Puma 1.7i , deberías revisar en especial las siguientes condiciones: historial de mantenimiento —lubricantes utilizados anteriormente— y la entrada de la distribución variable —sin tirones—, idealmente sobre las 3000 rpm.