SEAT Ateca, el SUV de moda
SEAT Ateca ya tiene el título de ser el primer SUV de la historia de la marca española, pero no se conforma con ser uno más, por lo que se ha convertido en un referente en su segmento. Equilibrado y bien fabricado, el español ha llegado para quedarse.
Es el tipo de coche que todo el mundo quiere, las ventas lo reflejan año tras año, por lo que todas las marcas (incluidas las de lujo como Bentley o Lamborghini) se han puesto las pilas y ya cuentan con uno o varios modelos en sus filas. Rivales no le van a faltar al SEAT Ateca…
Diseño exterior del SEAT Ateca
Muy SEAT, eso es lo que piensas cuando estás delante del Ateca. Su morro es perfectamente reconocible aunque no tuviera el símbolo en la parrilla, se parece bastante a León, Ibiza y compañía, con unos focos y unas tomas de aire con formas angulosas y aristadas.
Lo cierto es que mantiene cierto carácter deportivo, sobre todo si va de la mano del acabado FR. Es uno de los SUVs medios más bajos del mercado, con 1,60 metros de altura, lo que le da un aspecto más asentado y menos todoterreno.
La parte trasera es la más personalizada del modelo, con unos pilotos horizontales y afilados que realzan el carácter deportivo del coche. Todas las líneas parecen hechas con escuadra y cartabón y apenas encontrarás trazos curvos o suaves.
Estéticamente no destaca demasiado, incluso se podría decir que es un tanto soso si lo comparamos con un Hyundai Tucson o el Mazda CX-5, pero el conjunto resulta bastante convincente. En ocasiones, los diseños de líneas sencillas son los más exitosos, que se lo digan a la primera generación de Nissan Qashqai…
Diseño interior y habitabilidad
Al sentarte en el interior del SEAT Ateca te cuesta diferenciar el salpicadero del que encuentras en un León. La sobriedad y la ergonomía se apoderan de cada rincón del interior, lo que le convierte en uno de esos coches en los que te sientes como en casa a los cinco minutos.
La posición de conducción es muy poco SUV, no vas tan erguido como por ejemplo en un Toyota RAV4. El salpicadero puede contar con una pantalla entre cinco y ocho pulgadas, la cual va situada en una posición óptima para su lectura.
El tacto de todos los mandos y la calidad de materiales es muy buena, no llega al nivel de un Audi Q3, pero está por encima de la media y muy parejo con un Mazda CX-5.
Para tratarse de un coche nacido en 2016, el salpicadero mantiene gran cantidad de botones. Todas las funciones de climatización son por botón, lo cual se agradece, y la pantalla está rodeada de filas de botones para cambiar de función, algo que muchos vehículos llevan completamente integrado en sus navegador. Trastear con él es muy sencillo e intuitivo, todo un acierto.
Las plazas traseras son uno de los puntos fuertes del SEAT Ateca. El espacio para la rodillas es generoso y no echas en falta más en ningún momento, aunque en la anchura a la altura de los hombros falta algún centímetro para alojar a tres adultos con comodidad. Si quieres un SUV que permita hacer eso debes mirar un Range Rover Evoque o un Honda CR-V.
Los 510 litros que tiene el maletero lo posicionan en la media del segmento, aunque las formas son muy aprovechables y útiles para meter todo tipo de bultos. Es muy similar al maletero del Peugeot 3008 y muy superior al Renault Kadjar, con 472 litros o al Nissan Qashqai, con 430 litros.
Motores y dinámica
A la variedad mecánica del SEAT Ateca no se le puede pedir más: es moderna, con potencias bien escalonadas y con una relación entre rendimiento y consumo muy buena en toda la gama. A pesar de ello, echamos en falta una variante híbrida o eléctrica, algo que si tienen varias de sus alternativas.
Gasolina: el pistoletazo de salida lo da el moderno y efectivo 1.0 TSI de 115 CV, con el que el Ateca consigue unas prestaciones dignas con un consumo muy contenido. Por encima está el 1.4 TSI, motor que ya va a ser reemplazado por el nuevo 1.5 TSI, pero que cumple con creces lo que esperas de él. Entrega 150 CV de potencia y es el más recomendable.
Como tope de gama, la marca tiene todo un veterano para satisfacer al más exigente. El 2.0 TSI del Grupo Volkswagen es sinónimo de fuerza bruta y efectividad, esta vez con 190 CV, para dar al Ateca unas prestaciones magníficas y sonido bastante atractivo que incita a pisar el pedal del acelerador más de lo permitido.
Diésel: el motor de partida es el archiconocido 1.6 TDI, un motor que da vida a una infinidad de vehículos del Grupo y que es sinónimo de fiabilidad y buen hacer. Con sus 115 CV mueve con relativa soltura el coche, aunque su mayor baza son los 4,3 l/100 km, un dato magnífico para un coche de estas características.
Por encima tenemos el 2.0 TDI, un motor que también lleva bastantes años en el mercado y que puede presumir de fiable. Cuenta con 150 o 190 CV y puede ir asociado al cambio DSG o manual de seis velocidades. Con él, el SEAT Ateca consigue las prestaciones que esperas para su potencia y un refinamiento de uso notable, ‘todavía’ es una buena opción.
Dinámicamente es una delicia para tratarse de un coche de su segmento. El centro de gravedad está bastante bajo y la plataforma MQB le confiere una rigidez y ligereza sobresalientes. El resultado es un coche con el que puedes pasar un buen rato en un tramo de curvas, con una precisión de movimientos al alcance de pocos SUVs.
Obviamente, un SEAT León es más ágil y reactivo, pero solo lo notarás cuando elevas el ritmo por encima de la legalidad. Cumple con creces y te sorprenderá lo poco que se notan esos centímetros de altura extra.
Precio y conclusión
Parte de 21 640 euros sin descuentos que vale el SEAT Ateca 1.0 TSI con el acabado Reference, un precio competitivo y con un equipamiento básico bastante amplio. El precio se puede ir hasta los 40 370 euros si optas por el 2.0 TDI de 190 CV con cambio DSG 4Drive y acabado FR.
El equilibrio del que disfruta este español es envidiable. Es ágil, compacto, espacioso, de buena calidad y a un precio razonable. Si la estética te encaja es una muy buena compra y muy lógica por el coste de compra y el de mantenimiento.
El mundo de los SUVs ya nos ha atrapado y, por suerte, algunos consiguen regalarnos algo que dábamos por perdido: el placer de conducir, detalle que hasta hace poco era impensable en este tipo de carrocería.