Mazda MX-30, un comienzo arriesgado

El nuevo Mazda MX-30 será un referente en seguridad y tecnología, pero su estética no luce como la de sus hermanos de combustión
Mazda MX-30, un comienzo arriesgado

Escrito por Alberto Fuentes

Última actualización: 27 julio, 2022

Para dar sus primeros pasos en el mundo eléctrico, la firma japonesa ha presentado el Mazda MX-30, un modelo con carrocería SUV que se aleja bastante del afamado diseño de sus hermanos de combustión.

Con tanto cambio que está sufriendo el sector del automóvil últimamente, cuesta ceder el protagonismo a esta nueva tecnología. Aunque todavía no hay infraestructuras necesarias para que los vehículos eléctricos campen con la misma libertad que uno de combustión, las marcas no cesan en ofrecer alternativas tan interesantes como el Kia e-Niro o el nuevo Peugeot e-2008, modelos que no se verán demasiado por nuestras calles.

Mazda MX-30, parte trasera.
Parte trasera del Mazda MX-30.

Diseño exterior del Mazda MX-30

El cambio estético que Mazda ha inyectado en el nuevo Mazda MX-30 hace que, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de sus rivales, luzca una estética totalmente personal, mucho más alejada de sus hermanos de gama de lo que cabría esperar.

El frontal pierde la agresividad del resto de vehículos de Mazda para cambiarlo por sobriedad. Los pilotos no tienen ese aspecto afilado que lucen un Mazda CX-5 o un Mazda 3, aunque se ha querido mantener una calandra que, como en todo coche eléctrico, carece de funcionalidad.

Lateralmente, puedes ver una de las mayores sorpresas de este nuevo Mazda MX-30, que no es otra que sus puertas traseras se abren hacia atrás, con el mismo sistema que tiene el BMW i3 o el antiguo Mazda RX-8. Para abrir y cerrar la puerta trasera debe estar abierta la delantera y es de un tamaño mucho menor que una convencional.

Diseño de las puertas del Mazda MX-30.
Mazda MX-30, puertas traseras.

Al no contar con pilar central, la marca afirma que es más sencillo acercar una silla de ruedas o un carrito de niño para acomodarlo en el interior, aunque también tiene el inconveniente de que el espacio para entrar es mucho menor y no deja de ser más engorroso tener que abrir las dos puertas para acceder a la parte trasera.

En cuanto a la parte trasera, ocurre algo parecido a la delantera: se puede apreciar que es un Mazda pero sin toda esa personalidad que los caracteriza; no es que sea feo, pero deja bastante que desear para proceder de la tierra santa del diseño. Además, las exageradas molduras de plástico negro que recorren toda la parte baja no le hacen ningún favor al pequeño SUV nipón.

Interior

Según Mazda, la posición de conducción es elevada, similar a la de un Mazda CX-5, aunque el diseño interior poco tiene que ver con este. El salpicadero es muy original, con una consola central flotante y unas líneas rectas de estilo minimalista muy acordes con la tendencia actual.

Pantallas tampoco le faltan al interior del Mazda MX-30, con una colocada en el centro de la parte superior, otra en una zona baja desde donde se maneja el sistema de climatización y otra más haciendo las funciones del cuadro de instrumentos.

Por otra parte, Mazda aún no ha dado datos sobre habitabilidad o capacidad de maletero, aunque, según la marca, tiene el espacio suficiente para alojar cuatro maletas de forma cómoda, algo que habrá que comprobar cuando llegue a nuestro país.

Mazda MX-30, interior.
Interior del Mazda MX-30.

Motor

Aún no se ha facilitado el dato de potencia con el que cuenta el nuevo Mazda MX-30, pero sí sabemos que lleva un motor eléctrico de tipo síncrono con una gran batería de iones de litio de 35,5 kWh.

Dicha batería va alojada en el suelo del vehículo, está refrigerada por líquido y recibe la corriente a través de una toma de carga externa situada en la aleta derecha trasera, con conexiones de tipo CHAdeMO y CCS.

Respecto al precio, Mazda ya ha anunciado el precio que tendrá su MX-30 en varios países europeos, pero aún no sabemos el de España. Para hacernos una idea, nos sirven los precios de partida de Alemania –con 33 900 euros– o el de Francia, con 34 400 euros, muy a la par con vehículos que se venden actualmente en nuestro país de características similares.