La Ruta 66, el viaje que todo fan del automovilismo debe hacer
En la lista de cosas que hacer antes de morir de muchos fanáticos de la conducción hay una que nunca falla, recorrer la mítica Ruta 66, ya sea en coche, caravana o moto. Esta ruta se a convertido en todo un referente y hoy vamos a ver porque.
Por lo general, el viaje medio suele tener una duración de una semana, tiempo suficiente para disfrutar de todo lo que nos brinda esta excelente carretera.
Si además quieres sentirte como un auténtico ‘yankee’ americano, corre a una agencia de renta de coches y escoge un Ford Mustang, la combinación perfecta.
La Ruta 66 al detalle
Esta ruta cuenta con 3 495 kilómetros, y atraviesa ocho estados desde el punto de partida. Su inicio tiene lugar en Chicago, continuando hasta Los Ángeles. Actualmente se trata de la segunda ruta más larga del país, tan solo por detrás de la Interestatal 90, la cual roza los 5 000 kilómetros y cruza trece estados.
La fama de esta carretera llegó en los años 50, cuando se convirtió en la principal ruta para los veraneantes que iban hacia Los Ángeles, todo apoyado por la boyante economía de la época. Esta carretera atravesaba el desierto de Arizona e incluso el conocido Gran Cañón del Colorado.
Una de las paradas que se hizo famosa fue el Cráter de Arizona. Por aquel entonces, el sector del turismo se encontraba en auge, por lo que se hicieron famosas todo tipo de atracciones a lo largo de la carretera. Se podían encontrar hoteles de lo más variopinto, centenares de restaurantes con comida de la zona y tiendas con curiosidades de los activos americanos.
Sin embargo, la ruta que actualmente conocemos –y la que existía en los años 50– poco se parece a la que había pocos años atrás. Muchos fueron los cambios que se hicieron durante la década de los años 30, entre ellos el más destacado fue su traslado al este, cerca de lo que ahora es la Interestatal 55.
¿Qué ver en la Ruta 66?
Según aquellos que ya han tenido la suerte de poder hacer esta ruta, hay eventos que no podemos dejar de ver durante nuestro recorrido por esta famosa carretera. Son tantos los puntos turísticos que aquí recogeremos algunos de los más interesantes.
Entrar en una taberna bajo los raíles del metro de Chicago.
Muchas son las vigas de acero y madera que recubren las calles del centro de Chicago. Desde fuera parece como si la ciudad estuviera construida a capas: primero nos encontramos el cielo, el viento y los rascacielos; y bajo tierra una red que nos permite recorrer la ciudad de un lado a otro sin apenas esfuerzo.
A su vez, bajo estas vías podemos encontrar tabernas, como es el caso del Billy Goat Tavern, una de las tabernas más antiguas de la ciudad. A día de hoy sigue siendo tan popular como el primer día, además de ser la favorita de los periodistas de la zona.
Buscar un cementerio de coches antiguos.
Esto es algo que no escasea en Estados Unidos. Los americanos guardan con mucho cariño sus coches de mediados del siglo xx . Sin embargo, hay casos en los que esto no pasa y por ello es bastante común encontrar desguaces en los que podemos ver amontonados Dodge, Chevrolet y Plymouth.
Posiblemente este sea uno de los puntos más importantes del viaje, y es que a diferencia de nuestro país, si que podemos acceder libremente al recinto y pasear mientras buscas piezas o simplemente disfrutas del momento.
Admirar los murales pintados.
En Estados Unidos es bastante famoso el denominado Streetart. En cada pueblo por el que se pase con la Ruta 66 podemos encontrar un mural pintado cuyo objetivo es resaltar las virtudes de la región y del país. El petróleo, el ferrocarril o las banderas son algunos de los iconos más comunes sobre las paredes de ladrillo rojas.
Pasar el 4 de Julio en Oklahoma.
Si algo hace tan especial al estado de Oklahoma es el hecho de que es la ciudad de los Indios, de los pieles rojas. Por ello, el pasar el 4 de Julio en el estado más autentico de América es toda una experiencia llena de contrastes. Allí podemos disfrutar de los famosos Hot dog, cerveza, música en directo y sobretodo, mucho respeto.
Sentarse en una carretera solitaria y recta.
Entre Kansas y Oklahoma las carreteras son infinitas, y nos podemos encontrar con kilómetros y kilómetros de asfalto en los que veremos espejismos a causa del calor. Si nos paramos en la cuneta, hemos de tener por seguro que algún americano que pase por allí nos preguntará si necesitamos ayuda o tenemos alguna avería.
Esto es normal, dado que no hay nada ni nadie en mucha distancia. Por último, no debemos desaprovechar la oportunidad de buscar los tramos de la antigua Ruta 66, los cuales cuentan con el todavía con asfalto original.