Averías y fallos en la dirección de tu coche
Los fallos en la dirección del automóvil pueden ser detectados fácilmente por el conductor. El primer y más evidente síntoma es la vibración constante y persistente del volante; esto es especialmente notorio si se circula velocidades iguales o superiores a 90 km/h.
Los modelos más recientes poseen un sistema compuesto por varios componentes; si un elemento de este equipo presenta deficiencias, todo el sistema colapsa.
Se trata de una larga serie de piezas mecánicas encargadas de determinar la orientación de las ruedas delanteras. Una de las maneras más sencillas de probar la existencia de fallos es conducir en línea recta mientras no hay elementos cercanos o variaciones peligrosas en el relieve.
Si el sistema está en buen estado, en caso de que el conductor suelte el volante, el automóvil debe mantener su curso, sin variar hacia alguno de los lados.
Más vale prevenir que curar
La estrategia más sencilla para prevenir fallos en la dirección del coche es el chequeo constante. Cada vez que se realiza un reemplazo o reparación de algún neumático es imprescindible solicitar al mecánico especializado un trabajo completo de equilibrado y alineación, así como una revisión minuciosa de las piezas de la dirección y de la suspensión.
Igualmente, es importante comprobar si existen filtraciones de aceite provenientes de la caja de la dirección; de esa forma, eliminamos el riesgo de una avería más importante.
Cómo funciona
La dirección del coche está diseñada para ser suave y fluida. No debe percibirse ningún tipo de temblor mientras se conduce. Cada una de sus partes posee piezas de goma cuya función es anular las vibraciones recibidas desde las ruedas mientras se avanza.
La barra de la dirección de los modelos de coches del siglo XXI es casi siempre una combinación de muchas piezas. Su función es transmitir el movimiento del volante hasta los neumáticos frontales.
El sistema de dirección, normalmente, posee unos soportes de caucho que se unen con el barrote; también hay una cremallera que se conecta a los terminales de la dirección, los cuales suelen ser una unión tipo rótula.
Causas de fallos y averías en la dirección de tu coche
Los problemas en la dirección del automóvil se originan casi siempre por razones fácilmente detectables. Los más comunes provienen de los neumáticos, ya sea por defectos en el equilibrado, deformación o un giro irregular. El desgaste de las bandas de algún neumático y los rodamientos de las ruedas delanteras también afectan el funcionamiento de las otras partes de la dirección.
En ocasiones, las gomas antivibraciones (silentblocks) se desgastan por su uso a lo largo del tiempo. Del mismo modo, los componentes de caucho del sistema de la dirección tienden a deteriorarse más rápido si existen filtraciones o derrames de aceite, por pequeños que sean.
Importancia del líquido de la dirección
La mayoría de los propietarios de automóviles suele asociar la palabra ‘aceite’ únicamente al motor o la caja de cambios. Si se ignora prolongadamente, su bajo nivel puede generar fallos en la dirección del coche por falta de lubricación; esto puede causar rigidez o pequeños ‘saltos’ mientras se mueve el volante.
Para verificar el estado del líquido de la dirección, basta con levantar el capó del coche. El depósito que tiene la tapa marcada con un volante es el que se busca. Por lo general, contiene marcas horizontales del nivel donde se puede leer ‘full’ (lleno), ‘normal’ y ‘add’ (añadir).
Es importante conocer el tipo de sistema de dirección: hidráulica o eléctrica; para cada una existen fórmulas químicas específicas de líquidos. Además, el color y consistencia del aceite es un factor importante. Cuando el aceite cambia su apariencia fluida rojiza hacia una mezcla oscura y viscosa, es un claro indicativo de reemplazo.
Ante todo, sentido común
Lo siguiente es una regla de oro. Siempre resulta mejor tratar rápidamente los fallos en la dirección del automóvil antes de problemas mayores.
El hecho de ignorar cualquier ruido o sensación anormal, suele resultar muy dañino a largo plazo. Los descuidos mecánicos pueden resultar mucho más costosos si ‘se dejan para después’.
Lo más recomendable es encomendar la reparación de los fallos en la dirección de tu coche a profesionales especializados. La revisión constante probablemente produzca que la sustitución –en caso de ser necesaria– de piezas sea puntual, en vez de todo el sistema.