Maserati MC12 Stradale, el hermano olvidado del Ferrari Enzo
Desde siempre se ha catalogado a Italia como el país del cual proceden los coches más bonitos y emocionales de la historia, así como los mejores deportivos. Es este el país de las conocidas Ferrari y Lamborguini, muy enfocadas en el rendimiento puro y duro, mientras que Maserati se mantiene con la vista más puesta en la elegancia.
Sin embargo, no todos son refinados gran turismos de alta potencia, sino que en contadas ocasiones se olvidan de todo esto y, al igual que los otros, se centran en el rendimiento.
Con la bonanza que sufría el sector a comienzos de la pasada década, y la estrecha relación entre los de Maranello y la firma del tridente, se desarrollaría un superdeportivo basado en el Ferrari Enzo, cuya fabricación estuvo limitada a los 2004 y 2005.
Apodado MC12 Stradale, serviría además como versión Spyder del deportivo de la marca del cavallino rampante; además fue la base para una variante GT1 de competición. Su diseño correría a cargo de Giugiaro, quienes con la colaboración de los ingenieros de la firma italiana idearon una carrocería muy influenciada por la aerodinámica.
Todas las unidades de calle producidas comparten el mismo patrón estético, con una línea que combina el blanco y azul típico de la marca.
Función sobre forma
El MC12 es un deportivo biplaza spyder, con una enorme batalla de 2 800 mm y fabricado en fibra de carbono y aleaciones de aluminio para mantener a raya el peso (1 300 kilos). Los cambios introducidos con respecto a un Enzo han aumentado sus cotas considerablemente, y es que este Maserati mide más de cinco metros de largo por dos de ancho.
Destacan las aberturas de la carrocería en casi todas las piezas, estudiadas para optimizar al máximo la carga aerodinámica y obtener una correcta refrigeración de su enorme propulsor. Impresionan las formas del capó y el llamativo alerón trasero, influenciados para un flujo de aire óptimo. Además, todos los bajos están carenados, desde el frontal hasta el difusor.
Por su parte, en el habitáculo es donde más similitudes hay con respecto al Enzo, con diversos componentes tomados directamente de este. El cuadro de mandos es el mismo y lo mismo sucede con el volante, con la salvedad de la eliminación de todos los botones integrados. A su vez, los controles para la transmisión también son compartidos.
No hay nada superfluo, solamente lo esencial para conducir un deportivo de alto calibre. Aún con lo espartano del interior, se han cuidado detalles como los materiales, con fibra de carbono a la vista, aluminio y cuero perforado.
Un motor de los que no quedan
Lamentablemente, el propulsor de este Maserati es una especie en peligro de extinción que únicamente se mantiene en la gama alta de Ferrari. Se trata de un enorme V12 de 6,0 litros y cuatro válvulas por cilindro atmosférico que homologa unas cifras de 630 CV de potencia y 652 Nm de par.
En 2004 estas cifras eran lo ‘mejorcito’ del mercado, pero a día de hoy hasta el Ferrari Portofino — el pequeño de la familia— homologa 600 CV extraídos de un motor V8 biturbo. El bloque motor del MC12 combina materiales como el aluminio y el titanio.
Con estas cifras firmaba un 0-100 km/h en 3,8 segundos y una velocidad punta de 330 km/h
Una vez más, el Enzo entraba en la ecuación si de lo que se habla es de la transmisión, renombrada como Maserati CambioCorsa. Se trata de un cambio semiautomático de seis velocidades y levas en el volante con un funcionamiento electro-hidráulico. Mediante una serie de botones el conductor podía elegir si quería cambiar él las marchas y qué ayudas a la conducción necesita.