Opel-Lotus Omega, el olvidado pero eficaz rival del BMW M5
A finales de la década de los 80 y comienzos de los 90, el hablar de vehículos de corte deportivo estaba a la orden del día. Muchos son los coches de la época que son recordados con orgullo, pero otros como el Opel-Lotus Omega han sido olvidados a su suerte.
Se posicionaba en un mercado en el que gozaba libre un tal BMW M5, en su generación E34. No llegó a obtener el éxito del modelo bávaro, pero la crítica se rindió ante la dupla anglo-alemana cuando fue presentado en 1990, año en el que comenzó la producción de 950 unidades en un periodo de dos años.
Se le conoce como Opel-Lotus Omega o Vauxhall-Lotus Carlton en Reino Unido, y fue el resultado de una coincidencia industrial.
Opel, Lotus y General Motors
Como su nombre indica, se trata de un coche desarrollado por Opel en colaboración con Lotus, reputado fabricante de deportivos británicos. Esta colaboración fue posible sin mayor problema una vez que Lotus fue comprada por General Motors (GM) en 1986.
El gigante americano se hizo con los británicos en un momento en el que estos se encontraban justos económicamente, algo común en Lotus. Además, ambos habían mantenido pequeñas sinergias en el pasado para el desarrollo de un deportivo americano muy especial, el Corvette ZR1 C4.
Visto el éxito del BMW M5 en el mercado mundial, GM juntó las piezas del puzzle e ideó la que sería la berlina más rápida del mundo por aquel entonces. Solo necesitaba una buena base y un buen preparador para ponerla a punto. En aquella época, Opel contaba con el Omega en su gama, una berlina del segmento E.
Desarrollo
Los británicos tomaron como punto de partida el motor más capaz disponible en el Omega de serie. Se trataba de un bloque de 6 cilindros en línea y 3,0 litros de cilindrada, que entregaba unos nada despreciables 204 CV de potencia. Más importante era el hecho de que la plataforma era la de un tracción trasera.
Los británicos modificaron notablemente el propulsor de la berlina alemana. Para empezar, aumentaron su cilindrada hasta los 3,6 litros, y le instalaron dos turbocompresores Garret, intercooler y pistones forjados Mahle. Junto a una serie de cambios menores se aumentó la potencia hasta los 382 CV y 567 Nm de par.
Homologaba más de 100 CV/litro, y unas prestaciones de infarto: 0-100 km/h en menos de cinco segundos –4,9– y una punta teórica de 283 km/h. Hay que hacer hincapié en la punta teórica, ya que se dice que ciertas unidades de prensa superaron los 300 km/h.
Todo este caballaje necesitaba ser controlado para no hacer del Opel-Lotus Omega una máquina descontrolada y poco fiable. Para ello se optó por acoplar la transmisión manual de 6 velocidades del Chevrolet Corvette ZR1 –ventajas de pertenecer a GM– en el que ya trabajó Lotus.
También se introdujo un nuevo autoblocante mecánico trasero y unos frenos de alto rendimiento, con discos ventilados de 330 mm en ambos ejes y pinzas de cuatro pistones delante (dos pistones atrás).
El BMW M5 E34 ofrecía 315 CV, insuficientes si se comparan con los 382 CV del Opel-Lotus Omega.
Un diseño único y exclusivo
A nivel de diseño los cambios realizados también son de importancia, aunque alguien que no conozca el trasfondo de la historia puede pensar que se trata de un simple Opel Omega tuneado. Destacan el enorme alerón situado sobre el maletero y las dos generosas colas de escape. Además, solo se ofreció en negro o verde muy oscuro.
Se introdujo un nuevo capó, más ligero y con tomas de ventilación, así como un nuevo kit de carrocería con los pasos de rueda ensanchados para dar cobijo a las nuevas ruedas. Calzaba llantas de 17 pulgadas en neumáticos 235/45/R17 delante y 265/40/R17 detrás.
El habitáculo también recibió cambios, aunque mucho menos notables. Aquí se limitaron a unos asientos de corte deportivo firmados por Recaro, un nuevo volante más grueso y el nuevo cuadro de instrumentos, con el velocímetro tarado hasta 300 km/h. Toda una declaración de intenciones que cumplía.
¿Qué paso con el Opel-Lotus Omega?
La producción del Opel-Lotus Omega estuvo en funcionamiento durante dos años y finalizó en 1992. Solo se fabricaron 950 unidades, aunque la previsión inicial era de 1 100 unidades. Esta reducción estuvo condicionada por la recesión económica de comienzos de los noventa. El coche fue un éxito, pero, ¿por qué nadie lo recuerda?
Esta es quizás la cuestión que más se hacen los aficionados, y la respuesta es simple. Pocos recuerdan esta superberlina por el hecho de que fue descatalogada prematuramente y que su principal rival, el BMW M5, se ha mantenido en el tiempo, con nuevas generaciones cada pocos años. Además, cuenta con un nombre de peso.
Si la reducida tirada lo convierte en un coche bastante exclusivo, la situación se agrava si atendemos cuáles fueron los datos de producción dependiendo del mercado de destino. Solo 630 unidades fueron fabricadas con el volante a la izquierda para todo el mundo, mientras que los 320 restantes lo hicieron con el volante a la derecha.
Con esto en mente, no es de extrañar que las pocas unidades disponibles en el mercado de segunda mano estén muy cotizadas, ya que en pocos años su valor se ha incrementado notablemente. Todo un clásico en potencia.