Prueba: Citroën C3 Feel 1.2 PureTech, urbano y rutero a la moda

El Citroën C3 Feel 1.2 PureTech ofrece en un tamaño reducido el espacio y las aptitudes necesarias para un uso diario y excursiones no muy dantescas junto con un diseño moderno y rompedor
Prueba: Citroën C3 Feel 1.2 PureTech, urbano y rutero a la moda

Escrito por Juan

Última actualización: 29 octubre, 2022

Citroën se ha caracterizado por ser un fabricante de extremos, y es que es cierto que arriesga más que otros y que recientemente ha encontrado la gallina de los huevos de oro. El Citroën C3 que hemos probado en BuscoUnCoche es un claro ejemplo de ello. Durante casi 2000 kilómetros de uso hemos tenido tiempo para sacar conclusiones que detallaremos.

Nuestra unidad de pruebas contaba con el acabado Feel, equipado con algunos elementos opcionales y el motor gasolina 1.2 PureTech de 82 CV de potencia. Un pequeño adelanto: nos ha sorprendido positivamente. El rival de Opel Corsa, Volkswagen Polo, Ford Fiesta y similares se ha defendido muy bien en todos los campos.

Dentro del disputado segmento B, el Citroën C3 de tercera generación se abre hueco con una habitabilidad más que suficiente para un coche de su tamaño, motores eficientes y un diseño rompedor. No es de extrañar que el público lo elija entre otras opciones, lo que lo sitúa como uno de los más vendidos del segmento.

El último grito en diseño

La moda SUV ha influenciado notablemente el diseño de los coches de última hornada y, pese a que la gama del fabricante francés cuenta con el C3 Aircross, el Citroën C3 equipa detalles estéticos camperizados que realzan su imagen. Además, la pintura rojo rubí de nuestra unidad realza aún más sus formas.

Trasera del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.
Trasera del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.

Entre los detalles tomados de los SUV encontramos generosos protectores plásticos en paragolpes y pasos de rueda, a los que se suma el ‘airbump’ en la puerta. De forma acertada, esta tercera generación abandona el concepto de ‘coche huevo’ a favor de dos volúmenes claramente diferenciados, con un prominente y elevado frontal.

Siguiendo la tendencia que popularizó la propia marca, el Citroën C3 divide sus grupos ópticos, con la luz diurna en una posición más alta. Los 3996 milímetros que mide de largo se dejan notar visualmente en su largo techo y en la superficie acristalada, la cual se presenta bien proporcionada y ofrece más luz a un habitáculo un tanto oscuro.

Los huecos entre paneles no mostraban irregularidades; el cierre de puertas es solido, no tanto el maletero.

Calzado con unos neumáticos 205/55 sobre llantas de 16 pulgadas, los pasos de rueda se ven bien rellenos, en parte por su gran perfil. Por poner un ejemplo, todo lo contrario ocurre con los Volkswagen Golf, que van cortos de rueda en las versiones más mundanas. El rendimiento en la prueba de los neumáticos lo explicaremos más adelante.

Interior y habitabilidad del Citroën C3

Tras el buen sabor de boca que nos dejó el exterior del utilitario francés, el interior sembró más dudas, con luces y sombras. Nuestra unidad no equipaba muchos extras en este espacio, más allá de unos pocos elementos incluidos en pack que ofrecían más tecnología y algunos asistentes a la conducción.

Interior del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.
Interior del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.

El primer punto negativo lo encontramos en los materiales empleados en el ensamblaje del habitáculo. A excepción de los asientos, todas las superficies eran de plástico duro, rugoso, y con un brillo un tanto artificial. Esto último quizás sea causa de algún producto de limpieza utilizado, pero ahí está.

Jugando con los cuadros redondos, los paneles de las puertas estaban muy decorados, con tiradores cromados incluso, pero ni el reposabrazos contaba con algo de mullido. Todo plástico. El toque de color lo daba la guantera, cuyo interior en blanco queda resultón, pero que con el tiempo parece que será foco de manchas.

El volante de plástico ofrecía suficiente agarre y hacía falta muchos kilómetros para que las manos comenzaran a sudar. Sin embargo, mostraba una molesta rebaba en todo el aro.

Los asientos no contaban con muchas curvas, por lo que en un primer momento nos temíamos lo peor. Para sorpresa nuestra, son de los más cómodos que hemos probado; ¡como en el sofá de casa! Atrás, en la segunda fila la historia se repite: asientos muy planos, pero muy cómodos, además de suficiente espacio para las piernas.

Sí que es cierto que en carretera el cuerpo se mueve un poco más de lo deseado, pero para autopista es todo un devorador de kilómetros.

Maletero del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.
Maletero del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.

En cuanto a los huecos portaobjetos, son muchos y amplios. La guantera principal tiene cabida hasta para botellas de dos litros, a los que se suman los enormes bolsillos de las puertas y un holgado maletero de 300 litros, suficiente para el equipaje de cuatro personas.

Tecnología

La tercera generación del Citroën C3 presumía de novedosas asistencias, pero nuestra unidad de prueba se conformaba con el asistente de mantenimiento de carril. Resultó ser efectivo, y es que detectó incluso líneas muy gastadas y deterioradas.

Destacamos su sistema multimedia, de gran tamaño y fácil lectura. Nos hizo falta solo unos minutos para hacernos a él, aunque nunca dejamos de criticar la climatización digital, que además no tenía botón directo de apagado. Con navegador y conectividad vía Apple CarPlay, Android Auto y MirrorLink, ofrece lo necesario para cumplir con las exigencias de todo el público.

Motor, consumo y prestaciones

Nuestra unidad equipaba el motor 1.2 PureTech 82 de gasolina, un motor tricilíndrico de 82 CV a 5750 rpm y 118 Nm de par a 2750 rpm. En general mostraba un rendimiento suficiente, así como un consumo comedido ayudado por el sistema Star&Stop. Durante la prueba, el consumo medio apenas superó los 6,0 l / 100 km.

Motor del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.
Motor del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.

Los consumos, aun siendo bajos, se vieron afectados por jornadas con alto viento de levante.

Tenemos constancia de que sin los problemas de viento que sufrimos durante toda la prueba el consumo medio habría bajado de los 6 litros, pero nos contentamos con un consumo instantáneo estable en llano de apenas 3,7 litros. En contrapartida, con cualquier mínima ascensión el consumo se dispara debido a la poca fuerza de su motor.

A 120 km/h el motor coqueteaba con las 3500 revoluciones; se mostraba cómodo en todo momento.

Y es que ese es el principal problema que le tachamos a este motor. Mientras no se le exija mucha carga se comporta como el mejor, pero a nada que se le pida se viene abajo. En carretera o autovía lo comprobamos en cuestas, pero nada más recoger el coche nos percatamos en las primeras arrancadas en semáforos y rotondas.

Prueba dinámica del Citroën C3

Como decíamos al hablar del consumo, durante la prueba del Citroën C3 nos topamos con un temporal de viento de levante, lo que también repercute en el comportamiento del vehículo. Como no hay mal que por bien no venga, pudimos comprobar la resistencia del coche a fuerzas externas a alta velocidad.

El ancho de vías y la generosa banda de rodadura del neumático nos proporcionó la suficiente estabilidad con viento lateral en las curvas de Despeñaperros. Los neumáticos Michelin Primacy 3 ECO ofrecían un correcto agarre en seco –no pudimos probarlos en piso mojado– y un nivel de sonoridad casi imperceptible.

Hay que subir mucho las revoluciones para que el ruido del motor llegue al habitáculo, aunque con mucho viento los ruidos aerodinámicos llegan a colarse con timidez.

Las suspensiones, al igual que los asientos, están hechas para tragar todo lo que le echen. Blandas y con gran capacidad de absorción, pero gracias a las barras estabilizadoras evita balanceos excesivos, aunque estos se dejan notar.

Tampoco encontramos problema en la capacidad de frenada, con un tacto del pedal tirando a blando, pero muy dosificable. Lo mismo ocurre con la caja de cambios, muy bien escalonada y con relaciones largas, aunque está situada un poco baja para un manejo cómodo. 

Perfil del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.
Perfil del Citroën C3 Feel 1.2 PureTech.

Por último, la dirección eléctrica no ofrecía mucho ‘feedback’ de lo que ocurría en la carretera. Hay volantes de juguete que ofrecen mejor tacto virtual que este. La precisión también brilla por su ausencia, pero no llega a ser incómoda, pues se puede controlar el coche sin problema en todo momento.

Relación calidad-precio

Utilizando el configurador oficial de Citroën os mostraremos a cuanto asciende ‘la multa’ de un Citroën C3 de idéntica especificación al que hemos tenido el placer de probar. Para empezar, el acabado Feel parte de los 11 700 euros. Este incluye protectores de los pasos de rueda, faros antiniebla, espejos eléctricos y una radio mejor sobre el acabado base.

Existe un sobreprecio de 1450 euros entre el PureTech de 82 CV y el de 110 CV, y seis velocidades, siempre a igualdad de equipamiento.

Los colores exteriores varían mucho en cuanto a precio, pero el rojo rubí es el más económico: solo 300 euros de sobrecoste. Las llantas bicolor de 16 pulgadas, los ‘airbump‘, el climatizador y el sistema multimedia con pantalla de 7 pulgadas forman parte de un paquete valorado en 1500 euros.

El paquete Feel2 cuesta 1 500 euros, pero incluye un equipamiento que, por separado, rozaría los 2000 euros.

Nuestra unidad contaba con rueda de repuesto de galleta –120 euros– en lugar de un kit reparapinchazos. Estéticamente, el habitáculo carece extras. Equipado con el estilo de serie, incluye molduras negro piano y plata, volante de plástico y tapicería gris y negro.

En resumidas cuentas, por menos de 14 000 euros podemos hacernos con un coqueto utilitario con un equipamiento que incluye algo más de lo indispensable a día de hoy. Se sitúa en la línea de sus rivales, quizás un escalón por debajo en cuanto a precio.

Sin embargo, esta pequeña ventaja económica se debe a las carencias que le hemos encontrado durante la prueba. Son el peaje que hay que pasar, por lo que si no tienes problema alguno, es tu coche perfecto. Mi conclusión personal es positiva, ya que ha roto mis prejuicios para bien.