Bentley Mulsanne, un coche de reyes
La firma británica lleva décadas ofreciendo, entre otros, una enorme berlina de representación con el máximo lujo de cada época. El último en aterrizar es el Bentley Mulsanne, una brutal berlina que llegó para sustituir al anterior Arnage.
Si eres de los que les gusta el lujo y el máximo cuidado en los detalles seguramente ya te hayas fijado en Bentley, otra cosa es que tu bolsillo sea todo lo pesado que debe ser para tener uno en tu garaje.
La exquisitez extrema parece que estar en auge, y pocos pueden llevar la cabeza tan alta entre los más distinguidos como este descomunal vehículo, y no estamos exagerando, ya que mide nada menos que 5,57 metros de longitud, lo normal para el parking de una buena mansión.
Diseño exterior del Bentley Mulsanne
Junto con el Rolls-Royce Phantom, el Bentley Mulsanne está pensado para aquellos que buscan la exclusividad suprema, el máximo entre los coches que tienen el lujo y el confort como primer mandamiento, y eso empieza con una buena primera impresión.
Y qué mejor manera que entrar en escena con un coche de semejante tamaño… Todo lo que transmite es poder y elegancia. El enorme morro cuenta con una gran parrilla cromada casi vertical rodeada de dos enormes focos redondos, un conjunto que sigue la línea de los orígenes de la marca.
Lateralmente es donde más se aprecia la longitud del coche, con una distancia entre ejes enorme para ofrecer ese espacio interior tan generoso y una línea con tres volúmenes muy bien definidos.
La parte trasera es la más conservadora, con unos pequeños pilotos de formas suaves y una caída de la puerta del maletero que da fluidez y dinamismo al conjunto. Precioso, lo mires desde al ángulo que lo mires.
Diseño interior y habitabilidad
Cuando te montas en un coche como este entiendes, en parte, dónde están todos los miles de euros que cuestan. Hasta la pieza más insignificante goza de una textura y una calidad de primer nivel, debe ser muy fácil acostumbrarse a esto…
El salpicadero no tiene un diseño especialmente llamativo, pero no lo necesita porque rebosa elegancia y calidad allá donde toques. Los asientos son magníficos y el tacto de la piel es placentero al 100%.
Pero no nos entretendremos en la plaza que no suele ocupar el dueño del Bentley Mulsanne, ya que, normalmente, este tipo de coches van de la mano de un buen chófer. El confort se traslada también a las plazas traseras, donde el cuero y los detalles cromados lo acaparan todo.
Los asientos traseros son totalmente regulables eléctricamente y cuentan con calefacción y ventilación individual. El espacio es inmenso, y puedes conseguir una posición muy horizontal, perfecta para relajarte entre reunión y reunión.
También cuenta con unas sofisticadas bandejas muy útiles, así como innumerables y caras opciones como un equipo de sonido con 20 altavoces o una tablet para entretenerte por el camino. Todo es configurable al gusto del comprador, pero si te vienes arriba te puedes gastar en extras lo que vale un Mercedes Clase E nuevo fácilmente.
Motor y dinámica
El motor elegido para dar vida al Bentley Mulsanne es un enorme V8 Biturbo de 6.7 litros con 513 caballos; nadie dijo que por ser enorme no se puede ser rápido… Acelera de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y alcanza los 296 km/h, nada mal para pesar más de 2,5 toneladas.
A pesar de su tamaño es capaz de ridiculizar a la mayoría de GTI sin perder en ningún momento la compostura, hagas lo que hagas parece que flotas en una nube y los baches y las irregularidades del asfalto apenas llegan al habitáculo.
En zonas de curvas es donde toman protagonismo todos y cada uno de los kilogramos que soporta. No se puede decir que sea un coche torpe, pero los cambios de apoyo no son su fuerte y es más lento de reacciones de lo que esperas.
Precio y conclusión
El precio de partida es de 330 160 euros, una cifra correcta si tenemos en cuenta que está a medio camino entre el Rolls-Royce Gost y el Phantom, con un precio de 289 148 euros y 476 233 euros, respectivamente.
La gran mayoría solo podemos mirar este tipo de coches como una curiosidad de lo que el mundo del automóvil es capaz de crear, y solo algunos afortunados lo barajan como un posible complemento para su enorme garaje.