Alfa Romeo 147 GTA, compacto, italiano y desmedido
Hasta hace bien poco, los fabricantes no tenían las manos atadas en cuanto a desarrollo. Las emisiones, la rentabilidad y diversos temas de actualidad antes no eran tan importantes, lo que les permitía explorar, improvisar y sorprender. Fue en esta época cuando nacían locuras como el Alfa Romeo 147 GTA, uno de los compactos más radicales jamás creados.
Coincidió también con el principio del fin de Alfa Romeo hasta que el difunto Sergio Marchionne quiso resucitarla con lanzamientos tan importantes como el del Alfa Romeo 4C de motor central o el Alfa Romeo Giulia de tracción trasera. El futuro de la marca promete, pero a buen seguro no veremos locuras como el compacto GTA.
Entre 2003 y 2006 se comercializaron 5029 unidades entre los manuales y los automáticos.
Alfa Romeo 147 GTA, italiano hasta la médula
Walter Da Silva era a principios del nuevo milenio el diseñador de la firma del biscione. Fue quien dibujó las líneas maestras del 147, tal y como hizo con el 156, para devolver a la marca ese estilo puramente italiano. Con la versión GTA el conjunto mejora considerablemente, si bien la base era de por sí muy buena.
El nuevo paragolpes frontal cuenta con mayores aberturas de refrigeración, que se extiende hacía unos pasos de rueda delanteros ensanchados que recogen unas llantas de 17 pulgadas de diseño exclusivo. De nuevo, el paso de rueda trasero se ensancha, lo que ayuda a plantar visualmente el coche al asfalto, a lo que también contribuye su suspensión rebajada.
Por último, la zaga recibe un disimulado spoiler y un paragolpes abultado con nuevas rejillas y una doble salida de escape cromada en el lado izquierdo. Su interior recibía pocos cambios, tales como unos asientos delanteros más envolventes con tapizado de cuero monocolor o bicolor y un pedalier de aluminio.
Su motor Busso, clave
El corazón del Alfa Romeo 147 GTA es sin duda alguna el elemento al que todos hacen mención cuando hablan del italiano. Su curiosa configuración lo hacía casi único, y tenía al Volkswagen Golf R32 (IV) como su rival directo. Todos los demás compactos deportivos estaban por debajo en cuanto a prestaciones, además de contar con configuraciones mecánicas más simples.
Bajo el capó montaba un bloque V6 de 3,2 litros de aspiración natural que ofrecía 250 CV a 6200 rpm y 300 Nm a 4800 rpm, y que era conocido como Busso. No solo es famoso por su espectacular sonido o rabioso comportamiento, sino que también lo es por su belleza. Sus colectores individuales cromados forman ya parte de la historia de la automoción.
Se comercializó con cambio manual y automático, ambos de seis velocidades. Por cada automático producido hay tres manuales.
El propulsor iba colocado en posición transversal, a lo que se sumaba el hecho de que toda su potencia se transmitía exclusivamente a las ruedas delanteras. A día de hoy hay coches más potentes que pueden lidiar con tanto caballaje en las ruedas delanteras, pero en 2003…
En aquel entonces no había manera de trabajar de forma eficiente con semejante cifra. Para más inri, el mencionado R32 hacía uso de la tracción total 4Motion aun teniendo 9 CV menos. Lamentablemente, la motricidad del Alfa era su punto débil. A poco que se le exigía potencia, llegaban el subviraje y las perdidas de tracción.