¿Qué hacer con mi coche viejo?
Llega inexorablemente el momento en el que todos los propietarios se preguntan qué hacer con mi coche viejo. Bien sea porque deciden invertir en un vehículo nuevo, o porque ha alcanzado el fin de su vida útil; las respuestas a esta interrogante variaran de acuerdo a las circunstancias.
Antes de tomar cualquier medida, se debe evaluar en primer lugar el estado general del auto. Considerando desde su antigüedad, hasta el nivel de operatividad. En base a este diagnóstico, que incluye otras variables, se determina que resulta más conveniente: reparar, vender o dar de baja.
Casos de muerte accidental
Vehículos con más de 10 años, que sufren daños severos en algún accidente de tránsito, muy difícilmente ‘vuelven a la vida’. Si el coche cuenta con una póliza Todo Riesgo y el conductor no produjo el siniestro de forma deliberada, la compañía aseguradora tomará sin demoras la decisión.
El vehículo recibe la baja y el propietario una compensación de hasta el 80% del valor venal, dependiendo de los años del vehículo y su valor de mercado.
Si el auto no cuenta con una cobertura amplia, su destino igualmente debería ser el desguace. Solo que, en este caso, el propietario tiene que realizar todas las diligencias respectivas, e ir pensando en la adquisición de una nueva máquina.
Muerte natural
Coches con más de quince años de uso continuo, acumulan un desgaste importante, difícil de disimular. Además, a medida que los fallos se van acentuando, la seguridad vial empieza a verse realmente comprometida.
Aunque comprar un coche nuevo (así sea de segunda mano) es una opción descartable en muchos casos, en ocasiones insistir en reparar un viejo auto también lo es.
De baja: ¿qué hacer con mi coche viejo?
El proceso de dar de baja a un auto es bastante sencillo. Solo basta con acudir a un Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos al Final de su Vida Útil (CAT).
Allí el coche es desmembrado, siguiendo parámetros de respeto al medio ambiente. Como nota adicional, estos centros también se encargan de notificar a las autoridades que el vehículo en cuestión queda fuera de circulación.
La documentación que se debe anexar obligatoriamente es la siguiente:
- DNI del titular o autorización legal, en caso de que la propiedad recaiga en una persona jurídica.
- Permiso de circulación, acompañado de la tarjeta de inspección técnica.
- Fotocopia del último pago del Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (IVTM) o Impuesto de circulación. Este requisito no se aplica para coches con más de 15 años de antigüedad.
Reparar el coche si todavía ‘le queda vida’
¿Qué hacer con mi coche viejo? Al responder esta interrogante, no se debe pasar por alto que, a mayor antigüedad, mayor serán los gastos que deberán sufragarse para mantenerlo en estado útil.
Aunque siempre que no se trate de reparaciones mayores, resultará más económico que adquirir un vehículo nuevo de agencia o de segunda mano.
Vender
Otra de las respuestas válidas a la pregunta qué hacer con mi coche viejo, aunque no sirve para todos los casos. Al momento de vender un auto, hay consideraciones fundamentales a tomar en cuenta. También se debe responder a otra pregunta: ¿por qué vender?
Si el motivo parte de la posibilidad real de adquirir un coche nuevo, no hay mucho que analizar. Pero si obedece exclusivamente al estado del coche, el panorama es distinto.
Los vehículos son de los bienes que más se deprecian; cuanto más viejos, menor será su valor. Además, a mayor cantidad de años a cuestas, su devaluación será todavía más rápida y dramática. Por ello, si la decisión es vender, este debería ser un proceso que no se dilate demasiado en el tiempo.
¿Cómo vender?
Hasta hace algunos años, esta era una pregunta de respuesta rápida. Se pintaba sobre la luna trasera que el coche estaba en venta y a esperar. También se podía recurrir a avisos clasificados en los diarios.
Hoy en día, los procesos son más diversificados. Se puede acudir a concesionarios físicos o fruto de los nuevos modelos de negocio digitales, quienes fijarán el valor de la venta, además de quedarse con un porcentaje de la operación.
Todavía se puede hacer “a la antigua” y por cuenta propia. Pero en casi todos los casos, representa un camino mucho más largo y hasta tortuoso. Aunque con algo de paciencia, el beneficio económico será más cuantioso.