7 buenos hábitos al conducir en la ciudad
Conducir en la ciudad es mucho más sencillo que hacerlo en la autopista, o en terrenos sin asfalto. No obstante, algunos elementos propios del entorno urbano pueden jugarnos una mala pasada; hay que recordar que peatones, semáforos y calles estrechas incrementan el margen de error.
Mirar las señalizaciones de tráfico
En las ciudades la normativa vial suele ser más estricta, especifica y se hace más presente. La razón de esta exigencia es que en zona urbana convergen un mayor número de personas en diferentes tipos de transporte, así que estamos obligados a practicar una conducción pausada y minuciosa.
Y no se trata solo de semáforos, rotondas y señales; también hay pasos peatonales, cruces, zonas escolares y otras zonas de reducción de la velocidad. Aunque parezca incómodo, estas normativas suelen evitar muchas tragedias. Lo correcto, por tanto, es verificar bien las señalizaciones.
Cumplir adecuadamente con la normativa
La cuestión va más allá de saber dónde están los semáforos. Con cada señalización hay una forma correcta de asumir su cumplimiento; por ejemplo, con el semáforo es importante ir reduciendo la velocidad durante la luz en ámbar.
En zonas residenciales y escolares la velocidad debe ser reducida y las señales son bastante estrictas en ello. En caso de un hipotético incidente, nuestra responsabilidad será medida también en kilómetros por hora.
Una de las cuestiones a considerar es el paso peatonal, donde lo correcto es no pararnos sobre las rayas, ni estacionar; es este un hábito que acaba en multa y que no siempre se tiene en cuenta.
Carriles de bus, ciclistas y peatones
Las ciudades de la actualidad están optando por habilitar carriles especiales para ciclistas, transporte público y hasta para los peatones. Según la mayoría de las normativas, los coches deben respetar estos espacios.
Los conductores deben estar pendientes de no cruzar hacia estos carriles y saberlos identificar. Pasar por ellos puede generar multas o, lo que es peor, un accidente desafortunado; la tendencia actual es la ampliación de espacios para peatones.
Señalar cada maniobra al conducir en la ciudad
Girar o cambiar de carril puede parecer sencillo, pero tiene sus peligros. Sin la comunicación adecuada, otros conductores podrían continuar su recorrido y generarse choches leves; la única manera de evitar esto es señalando cada maniobra.
Siempre hay que recordar la necesidad del uso de los intermitentes. En caso de tener que utilizarlos, lo correcto es hacerlo 30 metros antes de llegar al punto en donde se realizará la maniobra. La anticipación y comunicación efectiva son indispensables en estas situaciones.
Optar por una conducción estable y anticipada
Lo ideal es mantener marchas estables con pocos cambios de dirección; las frenadas y aceleraciones no deben ser bruscas, manteniendo velocidades estables en la medida de lo posible. Esta forma de conducir, permitirá un clima de anticipación colectiva idónea para evitar colisiones.
El problema de las ciudades es que el espacio entre coches suele ser muy escaso. Bajo esta dinámica, pequeños errores de maniobra pueden generar momentos indeseables y hasta tragedias en la vía. La alta concentración de diferentes tipos de vehículos incrementa la siniestralidad.
Evita los cuadros de estrés mientras estés tras el volante
El embotellamiento, el incumplimiento de otros conductores y los retrasos, son elementos que generan estrés en el conductor citadino. El estrés, la ansiedad y la tensión pueden generar accidentes de tráfico.
Los giros no anunciados y la predisposición a cambiarnos de canal, son los principales causantes de siniestros en las grandes urbes. Y este tipo de imprudencias ocurren cuando el conductor está nervioso, molesto o si siente que no avanza; la conducción en la ciudad requiere de mucha inteligencia emocional.
Las distracciones pueden ser peligrosas
Muchos conductores no conceden suficiente importancia a la normativa vial y a las campañas de concienciación. Como ejemplos, el uso del Smartphone y las sesiones de maquillaje en plena vía causan un gran número de choques.
Hay un buen número de distracciones, y muchas de ellas además están tipificadas en las leyes de tráfico. Besar al copiloto o llevar música muy alta en ciertas calles puede costarnos sanciones monetarias menores. Lo deseable es que mantengamos la máxima concentración en la circulación y el volante.