Mismo coche en distinta marca, algo habitual
Hoy día, muchas marcas recurren a alianzas para abaratar costes de producción, algo que en ocasiones se lleva tan al límite que es tal la cantidad de piezas que comparten, que se convierten prácticamente en el mismo coche con diferente vestido.
Elegir entre un modelo u otro cuando se trata básicamente del mismo coche es cuestión de gustos estéticos o estatus que represente una marca u otra y, a pesar de esas enormes similitudes, el precio entre uno y otro puede variar mucho.
De hecho, si levantas esos dos coches con un elevador y echas un vistazo a los bajos del vehículo te costará diferenciarlos. El precio de fabricación con este método se ha reducido, pero, ¿han bajado de precio este tipo de coches?
Ejemplos del mismo coche perteneciente a marcas distintas
Seat León y Audi A3: el famoso compacto español toma prácticamente todas las piezas que forman el chasis, motores y transmisiones del Audi A3, con más de un 70% de las piezas compartidas. El precio entre ambos modelos con el mismo motor 1.6 TDI de 116 CV (115 CV en el León) y el acabado más básico es casi 5 000 € más costoso en el modelo alemán.
Aunque parezca una cifra exagerada, parte de esa diferencia la lima con una calidad de materiales interiores superior y un mayor cuidado en el refinamiento general del Audi. Otra ventaja del alemán es la posibilidad de integrar extras que no están disponibles en el español, lo que saca brillo a ese nivel de exclusividad que buscan las marcas premium.
Entre el Grupo Volkswagen encontramos muchos modelos que son el mismo coche, como el Alhambra y el Sharan, o el Tiguan y el Ateca.
Renault Kadjar y Nissan Qashqai: el modelo francés utiliza los mismos motores y plataforma del exitoso Qashqai, modelo que trajo bajo el brazo una fiebre imparable hacia los SUVs. En este caso, el único motivo por el que decantarse por uno u otro es por afinidad de marca o gustos estéticos, ya que la calidad general es muy similar.
Ahora bien, el Kadjar tiene una carrocería ligeramente más grande que la del japonés, lo que se traduce en un mejor aprovechamiento del espacio interior, sobre todo en la zona de carga, donde juega con 42 litros más de maletero, algo que puede marcar la diferencia para una familia mediana.
Renault es el rey de las alianzas, prueba de ello es que todos sus coches comparten motores con modelos de Nissan. Pero sus negociaciones no acaban ahí, y para la construcción de la última generación del Renault Twingo contó con la colaboración de Mercedes. El Smart Forfour es prácticamente el mismo coche que Twingo, aunque el precio los distancie.
Otra de las famosas alianzas que más han dado que hablar es la implementación de motores Renault en Mercedes de acceso, con el fin de abaratar el precio de partida de los alemanes y así llegar a un público joven que antes no entraba en juego.
El controvertido motor es el 1.5 dci que lleva utilizando la firma francesa unas cuantas generaciones en varios de sus modelos, y que fue introducido en el Mercedes Clase A 180 d, una decisión que no sentó muy bien entre los seguidores más fieles de la marca de la estrella.
Porsche Macan y Audi Q5: aunque no te lo creas, la plataforma y gran parte de los componentes internos del exclusivo modelo de Porsche han sido traídos del Q5. La compra de la emblemática marca de deportivos por parte del Grupo Volkswagen abrió un abanico de posibilidades enorme, lo que abarata costes y da pie a numerosas posibles colaboraciones.
A igualdad de motor, con el 2.0 turbo de gasolina que ambos comparten, el Porsche es casi 8 000 € más costoso que el Audi, algo lógico, ya que el estatus entre ambas marcas es muy diferente. La calidad interior y la puesta a punto dinámica también corren a favor del Macan, que pierde bastante espacio interior y maletero respecto al Q5 por sus formas más deportivas y aerodinámicas.
Las alianzas benefician al consumidor en el producto final, mucho más probado y contrastado, pero ese abaratamiento no se ve reflejado en el precio, lo que aumenta los márgenes de beneficio de las marcas sin que el comprador se de ni cuenta.