Audi RS2 Avant, el familiar con ADN de Porsche
A mediados de los 90 Audi comenzaba a despuntar como marca de vehículos premium capaz de rivalizar con Mercedes y BMW. Es por ello que necesitaba un vehículo especial, llamar la atención, demostrar su capacidad, de ahí que se creara el Audi RS2 Avant.
No todo el merito es de Audi en el caso de este familiar deportivo. Los de Ingolstadt recurrieron a Porsche –expertos en la materia– para hacer un coche que dejase huella. Y vaya si lo hizo: un ‘Porsche’ con espacio de sobra para llevar a toda la familia a más de 200 km/h.
Tuned by Porsche
Si se atiende al desarrollo del Audi RS2 Avant, hay que destacar que se produjo al mismo tiempo que Porsche desarrollaba su nuevo 911 993. Esto motivó a que ambos modelos compartiesen multitud de elementos. Lo que en el deportivo de Stuttgart se ofrecía, era lo que se esperaba, mientras en el familiar de Ingolstadt era toda una novedad.
Como suele ocurrir en estos casos, los elementos compartidos son visibles principalmente en el exterior del vehículo, pero hay más. La mano de Porsche en el desarrollo del RS2 alcanzó el grupo motor e incluso el tren de rodaje. Podríamos estar hablando, en cierto modo, de una versión familiar y civilizada del 911.
Comenzando por lo visible desde un primer momento, el Audi RS2 Avant se presenta vestido con un traje a medida. En él destaca el nuevo paragolpes frontal, con entradas mayores para una mejor refrigeración. También eran de nueva factura las taloneras y la zaga, con la matricula recolocada en el faldón.
Entre los componentes heredados de la familia Porsche están los retrovisores, prestados del 911 Turbo 964, del que también copiaba las llantas de cinco brazos (de 17 pulgadas). Del más moderno 911 993 equipaba el conjunto de antinieblas e intermitentes delanteros situados en el paragolpes.
El Audi RS2 Avant y el Porsche 911 son técnicamente más parecidos de los que visualmente parece.
El habitáculo también se distanciaba del resto de la gama del Audi 80 y S2 con unos nuevos asientos firmados por Recaro. Había disponible dos tipos: cuero o mixto de cuero y alcántara azul. De igual manera, había hasta tres volantes diferentes, con y sin airbag integrado.
En el catálogo de equipamiento opcional destacaban las inserciones del salpicadero y puertas en fibra de carbono, un extra valorado en 300 000 pesetas de la época. Era caro, pero en consonancia con el precio por el que se vendía el RS2: 10 400 000 pesetas en 1994.
La técnica del Audi RS2 Avant
Ya adelantábamos que la mano de Porsche se dejó notar más allá de la estética del coche. Bajo el capó equipaba un motor de cinco cilindros en línea y 20 válvulas y 2,2 litros de cilindrada. Apoyado en un turbocompresor de 1,4 bares de soplado, entregaba la nada despreciable cifra de 315 CV y 410 Nm de par.
Las cifras del Audi RS2 Avant son más que respetables incluso hoy en día.
Pese a su elevada masa de 1 765 kilogramos, firmaba una aceleración de 0-100 km/h en solo 5,4 segundos y una velocidad punta de 262 km/h, en parte ayudado gracias al efectivo sistema de tracción total Quattro. Además, para mejorar la motricidad se recurrió a un diferencial central tipo Torsen.
Para digerir toda esta potencia se mantuvo la caja manual de seis velocidades ya usada en el S2, aunque sus engranajes se reforzaron para aguantar el mayor par en marchas más bajas. De igual manera, se tuvo que actualizar el equipo de frenado para hacer frente a semejante caballería.
Una vez más, el buen hacer de Porsche se dejaba notar en este aspecto. Tanto las pinzas de cuatro pistones y los discos ventilados procedían del Porsche 911 Turbo 964, aunque también los equipaba el 968. Estos discos contaban con 304 mm de diámetro en el eje delantero y 322 mm en el posterior.
Un valor seguro como clásico
Con casi un cuarto de siglo a sus espaldas, el Audi RS2 Avant está a punto de poder catalogarse como vehículo clásico, aunque a decir verdad siempre lo ha sido. Lamentablemente, con la llegada de la nueva ITV en nuestro país, las pocas unidades matriculadas deberán esperar unos años más, hasta los 30.
Hablamos de una treintena de unidades repartidas a lo largo de todo el territorio español, el doble de lo que estimaba la marca al iniciar su producción, la cual se detuvo tras 2 892 ejemplares. Actualmente los pocos que se encuentran en venta lo hacen a más de 20 000 euros, cifra que va en aumento.
La razón por la que los precios de este coche están al alza es porque los que no pudieron hacerse con uno en un primer momento ahora quieren experimentar su chasis puesto a punto por Porsche y afinado por nada más y nada menos que Walter Rohrl, exitoso piloto de rallys.
Por si fuera poco, al cumplir los 25 años de antigüedad será al fin legal importarlo al mercado norteamericano, por lo que al igual que sucede ahora con el Nissan Skyline, los precios de los pocos disponibles se dispararán a causa de la especulación.