¿Se puede usar agua como refrigerante?
¿Se puede usar agua como refrigerante?
Entre los conductores es muy habitual tratar de ahorrar a la hora de hacer cualquier sustitución o reparación en el vehículo. Muchos dueños de coches miran con lupa los precios de sustancias como los aceites o los refrigerantes. Esto es normal, ya que son sustancias que hay que reponer con relativa frecuencia, y un menor gasto en ellas puede suponer un gran ahorro a largo plazo.
Sin embargo, no es recomendable tratar de reducir al máximo los gastos en el mantenimiento del coche, y es importante emplear productos de calidad, de igual forma que es importante mantenerse al tanto del buen estado general de todos los sistemas del vehículo.
Los problemas de usar aguar como refrigerante
Algunos clientes incluso se preguntan si es válido mezclar el refrigerante con agua para poder aumentar su volumen y conseguir cierto ahorro. Sin embargo, los refrigerantes son productos pensados para fines concretos, y los vehículos están diseñados para funcionar con unas y no con otras sustancias.
Para empezar, los refrigerantes tienen propiedades antioxidantes y puntos de ebullición superiores a los del agua. Esto permite que este fluido absorba más cantidad de energía en forma de calor antes de llegar a convertirse en gas, y aporta un funcionamiento más eficiente al sistema de refrigeración del motor.
Es por esto que es importante utilizar solo el líquido recomendado por el fabricante, que será aquel para el que se ha diseñado el sistema del vehículo. Frente a esto, el agua puede ocasionar que se acumulen partículas, con sus consecuentes obstrucciones en los conductos.
Sus propiedades termodinámicas son distintas, por lo que el uso de agua supondrá exponer a los elementos del sistema de refrigeración a presiones y temperaturas para los que no han sido diseñados.
Como problema añadido, debemos tener en cuenta que el agua tiene una propiedad bastante peculiar, y es que se expande cuando pasa a estado sólido. Esto supone que, si el coche queda expuesto a temperaturas muy bajas, el agua puede congelarse dentro de los conductos.
La presión que ejercería el hielo dentro de las tuberías del vehículo produciría graves roturas en todo el sistema, lo que daría lugar a una serie de reparaciones muy costosas.
Uso de refrigerantes de fábrica
También hay que tener en cuenta que, si hace tiempo que el vehículo utiliza agua como refrigerante, volver al producto recomendado por el fabricante puede producir algunos daños en el sistema. Por ello, será importante someter el coche a una revisión detallada para comprobar el estado del sistema de refrigeración.
En la información técnica del vehículo aparecerá el tipo de refrigerante recomendado para el modelo, y lo mejor será utilizar este fluido en todo momento, desde que el vehículo sale de fábrica. En caso contrario, cambiar el tipo de sustancia puede eliminar las buenas propiedades del refrigerante, que permite limpiar los conductos. El nuevo fluido puede provocar desprendimientos de óxido en determinadas zonas del sistema que antes utilizaban agua.
Estos fragmentos desprendidos circularán por el sistema, y pueden llegar a generar taponamientos en el bloque del motor, lo que a su vez dará lugar a costosas reparaciones. Por ello, es importante seguir los consejos del fabricante y emplear solo las sustancias para las que el coche fue diseñado.
En cuanto a la mezcla de agua y refrigerante, podría provocar problemas como los ya mencionados. Sin embargo, en una situación crítica, como si nos hemos quedado tirados en carretera, puede ser una solución válida.
Lo mejor será llenar el tanque con todo el refrigerante disponible y añadir después la cantidad de agua necesaria para llegar al volumen mínimo. Por supuesto, el agua debe estar siempre limpia, ya que cualquier partícula afectará a los componentes internos del sistema de refrigeración.
Claves para el buen mantenimiento del refrigerante
Si en menos de un mes se puede apreciar un descenso en el nivel de refrigerante, es muy probable que el sistema tenga una fuga. Esta fuga puede localizarse fácilmente deteniendo el vehículo y observando si hay algún goteo hacia el suelo.
Una vez localizada, lo mejor es acudir a un taller para hacer una reparación. Si la fuga no se encuentra, es probable que esté en las partes internas del sistema, y solo pueda detectarse al percibir el descenso en el nivel de refrigerante en el tanque.