Neumático endurecido: causas y peligros
El neumático es uno de los elementos más importantes de un vehículo, especialmente en materia de seguridad. Es muy importante cuidarlos adecuadamente y realizar una conducción eficiente para que cada rueda sufra lo mínimo durante el trayecto. Además, igualmente importante es elegir el tipo de rueda adecuada según las condiciones ambientales, que pueden obligar a elegir cierto tipo de ruedas.
Por todo esto, un conductor responsable debe fijarse en varios factores en relación con el buen estado de los neumáticos de su coche. Además de comprobar la correcta presión en cada rueda, es importante fijarse en el dibujo del neumático, que debe estar dentro de los valores legales establecidos, con más de 1,6 mm.
El peligro de los neumáticos caducados
Más allá de los problemas por presiones incorrectas o falta de agarre, está el peligro de circular con un coche que tenga los neumáticos caducados. Este problema hace que un neumático presente un buen estado a simple vista, pero que tenga importantes degradaciones a nivel molecular.
Los compuestos del caucho que forman el neumático pueden sufrir deterioros más allá de la pérdida del dibujo. Los fabricantes utilizan distintos elementos químicos para los materiales del neumático, de forma que estos aumenten su duración o mejoren su comportamiento ante la lluvia o la nieve. Sin embargo, el buen estado de estos compuestos no es eterno, y su degradación puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente de tráfico.
Las causas de la degradación de los compuestos químicos de los neumáticos pueden variar según una infinidad de factores. Una conducción demasiado agresiva puede deteriorar estos elementos. También dependerá del tiempo que el neumático haya estado almancenado, y las condiciones en que estuviese.
Los problemas por las condiciones ambientales
Las condiciones ambientales pueden contribuir también al envejecimiento de los neumáticos. La cercanía al mar, por ejemplo, es un factor a tener en cuenta incluso en el diseño de estructuras de hormigón, pues se considera como un ambiente especialmente abrasivo. Por supuesto, esto afectará también al estado de los neumáticos del coche si se circula habitualmente en zonas costeras, de manera que la rueda quede expuesta a agentes abrasivos.
También debe tenerse en cuenta la presión de la rueda, de manera que un neumático con una presión mayor o menor que la recomendada por el fabricante reducirá su tiempo de vida útil. En cuanto a las condiciones de la carretera, es lógico pensar que un asfalto deteriorado aumentará el daño sufrido por los neumáticos, tanto a nivel micromolecular como macromolecular.
En definitiva, este deterioro no se nota de un día para otro, pero dará lugar a un envejecimiento en los neumáticos que empeore notablemente el comportamiento del vehículo y su seguridad.
Cómo detectar un neumático caducado
En primer lugar es importante conocer la fecha de fabricación, reflejada mediante cuatro cifras colocadas en la banda de rodadura de la rueda. Las dos primeras indican la semana, y las dos siguientes, el año.
La ETRTO, Organización Técnica Europea de las Ruedas y las Llantas, recomienda no superar los cinco años desde el montaje de la rueda. Tras esta fecha, lo recomendable es dejar que un especialista revise el estado de los neumáticos para comprobar si aún están en estado de circular.
Eso sí, debe tenerse en cuenta que las condiciones antes mencionadas harán que este plazo aumente o disminuya, por lo que puede que sea recomendable revisar las ruedas tras un tiempo menor si eres aficionado a la conducción fuera de carreteras o por ambientes abrasivos.
De todas formas, aun con la mejor de las conducciones, todos los fabricantes recomiendan no superar los 10 años de vida en ninguna rueda, pues a partir de este límite temporal pueden encontrarse neumáticos ‘cristalizados’. Esto supondrá que los compuestos del caucho han perdido todas sus propiedades, lo que reducirá drásticamente la seguridad durante la conducción, especialmente con el asfalto mojado.
Una rápida inspección visual de la rueda
Finalmente, para una rápida revisión del estado de la rueda, basta con fijarse en si esta presenta grietas, pues el agua puede colarse por ellas y dañar la estructura del neumático, incluso hasta el punto de oxidar elementos internos.
Estas grietas contribuirán a la cristalización, de manera que el neumático se endurece y pierde elasticidad. A su vez, esta pérdida de elasticidad disminuirá el agarre de la rueda, al mismo tiempo que aumentan las probabilidades de sufrir un reventón.
Los conductores que deben tener especial cuidado con este problema son los dueños de vehículos clásicos o que conducen con poca frecuencia. Esta falta de actividad hace que los usuarios descuiden mucho el cuidado de las ruedas, con la consecuente falta de seguridad.