El trío de Detroit: Shelby GT500, Camaro ZL1 y Challenger Hellcat Redeye
Al otro lado del charco los deportivos están hechos de otra manera. Allí los fabricantes locales huyen de los llamativos y estridentes diseños de superdeportivos, cuando en la práctica sus coches pueden incluso superar a más de uno de estos. Shelby GT500, Camaro ZL1 y Challenger Hellcat Redeye son sus nombres, y son el santo grial salido de Detroit.
Durante los 60 y hasta la llegada de la crisis del petróleo una década más tarde, en los Estados Unidos reinaban los conocidos Muscle Cars. Durante esta etapa nacieron algunos de los mejores clásicos americanos, y los tres protagonistas de este artículos son la versión más moderna y extrema de estos.
Mustang Shelby GT500
El de la cobra ha sido el último en llegar, y promete tanto que aún no se han confirmado todos los datos. Su diseño se basa en el Mustang de 2015, es decir, el pre-restyling, y eso demuestra el tiempo que ha llevado desarrollar esta versión.
A destacar su extremo exterior, el cual recuerda más a un coche de competición GT4 que a un coche de producción. También se desmarca por el uso intensivo de la fibra de carbono, material que se usa incluso para las llantas, aunque de manera opcional.
Sin embargo, Ford habla de cifras generales en cuanto a su motor: deja en el aire la potencia total. Equipa un bloque V8 de 5,2 litros al que se le ha acoplado un compresor volumétrico que eleva la potencia por encima de los 700 CV. ¿Cuánto más? Habrá que esperar.
Solo se venderá con cambio automático de siete relaciones, aunque si la demanda lo exige, llegará un manual en un futuro. A España solo se podrá acceder a un Shelby GT500 por medio de la importación.
Camaro ZL1
Para todo siempre existe un eterno segundón, y en esta comparativa americana –y en las estadísticas– el Chevrolet Camaro ZL1 se lleva este galardón. Desde el nacimiento de la saga Camaro, siempre ha ido a la zaga del Mustang, y en la última generación no ha cambiado la tendencia.
En cuanto al Camaro ZL1, es el más intimidante de todos en el plano estético. Especialmente en negro, sus grandes aberturas en el frontal y sus formas lo convierten en el villano de Detroit. Se ha llevado hasta tal extremo, que el logo frontal es hueco para permitir una mayor entrada de aire.
Como buen Muscle Car, hace uso de un motor V8 de alta cilindrada (6,1 litros), el cual ofrece 650 CV de potencia y 881 Nm de par enviados únicamente al eje posterior. Desgraciadamente solo está disponible con cambio automático de 10 velocidades. A su favor está el precio, de solo 62 800 dolares.
Challenger SRT Hellcat Redeye
De los tres aquí reunidos es el más veterano. Lleva a la venta desde 2008, y cuando parecía que estaba acabado y se confirmó la llegada de una nueva generación, su estilo retro le valió un repunte notable en ventas. Este detalle estético es quizá su principal valor, pero ofrece mucho más que eso.
La versión SRT Hellcat Redeye se diferencia por su doble entrada de aire camuflada en los focos de luz, las dos jorobas del capó y el spoiler posterior. Opcionalmente se puede optar por las vías ensanchadas, las cuales incluyen aletas para cubrir unas ruedas que pasan a ser de 305 milímetros de ancho en este caso.
Bajo su largo capó monta el V8 más potente de FCA. Se trata del conocido HEMI 6.2, que aquí ofrece una escandalosa potencia de 797 CV y 958 Nm de par a las ruedas traseras. Sorprende su 0-100 km/h en 3,4 segundos dado su alto peso, y es que hay que recordar que el chasis deriva del de un Mercedes Clase E de hace 25 años.
Lamentablemente no hay lugar para cambios manuales, pero por 70 000 dólares se puede perdonar.
A las asistencias de salida y bloqueo de frenos delanteros para quemar rueda con facilidad, que también tienen los otros dos, el Hellcat Redeye suma el sistema de reserva de par. Esto consiste en precargar el sobrealimentador del motor para que ofrezca toda su fuerza cuando se vaya a hacer una arrancada desde parado.