Normativa y efectos de la medicación al volante
La seguridad vial es preocupación de los gobernantes; los siniestros y accidentes de tráfico son cada vez más frecuentes y graves. Las muertes y las incapacidades ocasionadas en accidentes de vehículos aumentan día a día. Y ojo, porque la medicación al volante eleva los riesgos.
Para abordar el tema de forma integral, incluiremos todos los factores que impactan en estas catástrofes. En este sentido, las estadísticas muestran que los efectos de la medicación al volante son causa de aproximadamente el 5% de los accidentes de tráfico.
Normativa de tránsito y uso de medicamentos
La normativa vigente establece definiciones, prohibiciones y sanciones en lo que a tránsito se refiere. El artículo 27 del Reglamento General de Circulación, consolidado por el Real Decreto 1428/2003, se dedica especialmente a todo lo vinculado con los efectos de la medicación al volante:
- Con el título ‘Estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes u otras sustancias análogas’, el reglamento mencionado prohíbe la conducción de vehículos a personas que hayan consumido alguna de esas sustancias.
- Para que no queden dudas, el Reglamento especifica el caso de los efectos de la medicación: “…se incluirán, en cualquier caso, los medicamentos u otras sustancias bajo cuyo efecto se altere el estado físico o mental apropiado para circular sin peligro”.
- Se establece también que las infracciones a esta norma se considerarán muy graves, para la que se determinan las multas y sanciones correspondientes.
¿Cuáles son los posibles efectos de la medicación al volante?
Conducir un automóvil exige una compleja integración de múltiples funciones sensoriales, cognitivas y motrices; si alguna de ellas se altera, aparece el riesgo de accidente.
Los efectos más perjudiciales y frecuentes son:
- Somnolencia o efecto sedante. Hay un 20% de accidentes que se producen porque las personas se duermen mientras conducen; este es uno de los efectos de la medicación al volante más frecuentes.
- Ralentización de los reflejos. El conductor no reacciona automáticamente, sino con retraso: el tiempo de reacción aumenta.
- Perturbación en la noción de las distancias. Lo cercano parece que se encuentra más lejos.
- Nerviosismo, hiperactividad. La persona que va al volante se siente inquieta, no cesa de moverse. Este efecto produce movimientos inconvenientes del cuerpo que se trasladan al vehículo.
- Falta de concentración. Al conductor le es difícil concentrarse en la ruta y en las maniobras; se distrae con facilidad.
- Problemas visuales o auditivos. Hay efectos de medicación que se manifiestan en la alteración de la capacidad visual o auditiva. La persona no ve con nitidez ni escucha con claridad.
- Alteraciones musculares. Algunos medicamentos producen espasmos, dolores fuertes o calambres.
- Estados de confusión y aturdimiento. Por momentos, la persona pierde la noción de dónde está, el tráfico lo abruma y no existe coherencia en sus decisiones.
Fármacos con mayor efecto negativo al conducir
- Benzodiazepinas. Actúan sobre el sistema nervioso central. Producen efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos y hasta amnésicos; se usan especialmente para tratar la ansiedad y el insomnio.
- Antihistamínicos H1. Pueden producir sedación y disminución del funcionamiento muscular. Se prescriben para combatir alergias, en especial las de piel y las rinitis.
- Relajantes musculares. Pueden producir debilidad, confusión, alucinaciones o mareos; habitualmente se consumen para aliviar dolores musculares.
- Antidepresivos: constituyen el medicamento del siglo, pues la depresión es una enfermedad cada vez más extendida en el mundo. Los efectos en los conductores pueden ser dolor de cabeza y en músculos, náuseas, inquietud y nerviosismo.
La falta de información es el verdadero problema
El 80% de las personas que consumen medicamentos expresan que nunca fueron informados de los efectos de la medicación al volante. Afirman que cuando el médico realizó la prescripción, no mencionó que les provocaría efectos secundarios a la hora de conducir.
Es cierto que los prospectos informativos que acompañan a los medicamentos incluyen referencias a efectos secundarios. Sin embargo, un alto porcentaje de conductores expresan que no los leen, y otros que esos prospectos nada dicen sobre conducir vehículos.
Quizás sea momento de legislar para que se destaque en los envases de los medicamentos una alerta visible que mentalice a los conductores. La tarea de médicos y farmacéuticos es fundamental en la difusión de estos efectos nocivos.
La sugerencia a toda persona que consuma medicamentos de cualquier tipo y conduzca vehículos es que se informe. Hay que leer el prospecto, atender a las indicaciones específicas y a los efectos secundarios. En aquellos casos que sea conveniente, hay que consultar al médico.