Falta de mantenimiento en las carreteras
Al menos en apariencia, España cuenta con una red vial de primer orden. Sin embargo y aunque la situación aún está lejos de considerarse como crítica, la falta de mantenimiento en las carreteras lentamente se está convirtiendo en un grave problema de seguridad nacional.
Tráfico pesado, una de las causas del deterioro vial
Son 166 003 kilómetros de rutas vehiculares interurbanas. De esta cifra, 17 021 km corresponden a vías de gran capacidad: autopistas (libres o de pago), además de autovías.
Estos datos colocan a nuestro país como líder continental, en cuanto a extensión de este tipo de tramos. Más atrás siguen en la lista Alemania (12 879 km) y Francia (11 465 km). De forma adicional al esto, 1 602 km de carretera son de doble sentido en la calzada.
El 85% de los ciudadanos que se desplaza a lo largo y ancho de las carreteras españolas, lo hace a través del entramado vial. Además, un 95% de las mercancías que se distribuyen a todo el país se transportan de forma terrestre. Estas cifras sintetizan el uso constante al que son sometidos estos trazados, y la necesidad de su mantenimiento constante.
Mantenimiento en las carreteras: materia pendiente
En una comparación de lo que se asigna dentro del presupuesto nacional al mantenimiento en las carreteras y lo que se destina a la edificación de nuevas vías, fácilmente se deduce que se apuesta más por construir que en mantener y reparar.
En 2017, el presupuesto asignado a la rehabilitación y conservación de las vías ascendió a 271 millones de euros. Un ejercicio fiscal más tarde, la cifra se redujo drásticamente, quedando en 210 millones.
A lo largo de este año 2018, se tiene previsto invertir 1.161 millones de euros para construir 16 nuevos tramos de carreteras; también hay presupuestados otros 5 000 millones de euros extra para el desarrollo de nuevas vías; todavía no hay certeza de dónde y cuándo se acometerán estas obras.
¿Más vale prevenir?
Algunos estudios realizados han certificado que, desde 2016, el deterioro de la red de carreteras de España implica un déficit en el presupuesto que alcanza los 6 600 millones de euros.
De igual forma, expertos en ingeniería vial sostienen que lo destinado al mantenimiento de las vías no debería representar menos de 1 500 millones de euros anuales. Una cifra que solo alcanzaría para atender la red existente.
Con estos datos, mientras el asfalto sobre el cual circulan los vehículos en la actualidad se resquebraja más cada día, la solución adoptada por el estado consiste exclusivamente en inaugurar nuevos tramos de vías.
Da la impresión de que mantener carreteras no es entendido como una inversión, o al menos no se estima de la misma forma que cuando se habla de construir.
Consecuencias en la ciudadanía
No hay que ser experto en vialidad para saber que la falta de mantenimiento en las carreteras tiene efectos negativos entre la población.
Al final, son unas consecuencias que influyen, en primer lugar, en el estado general de los vehículos; con el tiempo y al no corregirse de forma oportuna, estas situaciones implican riesgos a la integridad de las personas.
Aunque la mayoría de las autopistas y autovías principales no presenta problemas evidentes, las vías secundarias y auxiliares ya empiezan a tener algunos riesgos evidentes Esto ocasiona que muchos conductores opten por circular mayoritariamente por el carril rápido y eviten a toda costa el carril lento.
Los daños
La circulación constante por calzadas con grietas, baches o huecos, obliga a los ciudadanos a tener que plantearse sus presupuestos. Entre otras cosas, para poder atender reparaciones que no estaban previstas. Los componentes más afectados son:
- La suspensión: este apartado tiene como misión principal absorber y mitigar los golpes que recibe el auto a causa de un asfalto en mal estado. Esto provoca de manera directa que la vida útil de elementos como los amortiguadores sea considerablemente más corta.
- Neumáticos: el mal estado de la calzada también reduce el tiempo de uso de las bandas de rodamiento. En los casos más graves, la falta de mantenimiento en las carreteras puede propiciar el deterioro de las ruedas, lo que representa un peligro mortal para conductores y pasajeros.
- Dirección: las líneas paralelas que deben dibujar las ruedas pueden modificarse. Esto trae como consecuencia la dificultad en el momento de controlar el coche, además de acelerar el desgaste de los neumáticos.