Audi, a la vanguardia de la técnica
Audi es una firma automovilística germana fundada a comienzos del siglo XX tras la unión de varias empresas que dieron forma a la conocida como Auto Union. Este conglomerado agrupaba diferentes marcas que se encargaban de su propio nicho de mercado individualmente sin entorpecer a las otras: coches de calidad media, baja, alta y motos.
En esta época fue donde Auto Union se labró una gran popularidad en las carreras de Gran Premio, en las que competía contra las todopoderosas flechas de plata, los Mercedes.
Audi, DKW, Wanderer y Horch eran las encargadas de producir estos productos hasta que en la guerra se vieron obligados a producir exclusivamente con fines militares. Esta actividad les llevó casi a la ruina, debido a que su relación con la milicia germana provocó que las fábricas fueran destruidas.
La llegada de Volkswagen
Con la llegada de la década de los 60, la mínima actividad de Auto Union se vio rescatada gracias la compra de sus acciones por parte de Volkswagen, con quien a partir de entonces compartiría multitud de componentes como socios.
El primer modelo tras la unificación de Audi fue el Audi 100, una berlina media disponible como sedan de dos y cuatro puertas, y como cupé. A esta berlina le siguió un modelo menor que sería el precursor de todo lo que es compartir gamas.
Se trataba del primer Audi 80, mismo modelo que posteriormente serviría para desarrollar el primer Volkswagen Passat, aunque incluso en esta época el posicionamiento de la marca de los aros ya era superior.
A estos les siguió el pequeño Audi 50, o más conocido como Volkswagen Polo, lo que ha provocado que el primero de estos dos haya sido prácticamente olvidado.
Esta tendencia continuó y a día de hoy todavía es utilizada; pero mientras en Volkswagen la nomenclatura de sus modelos apenas ha variado, en Audi la década de los noventa sirvió para dar un giro al nombre de sus modelos, y así dotarles de un método más sencillo de utilizar para el consumidor. Este sistema todavía perdura.
Los nombres a base de números dejaron paso a una nomenclatura ‘A’ para los modelos normales, con un número más grande cuanto mayor fuera el vehículo. Esta nomenclatura trajo consigo los ‘S’ y ‘RS’, las versiones deportivas de menos a más correspondientes a los ‘A’.
Además, ya en el siglo XXI se inauguró la gama Qx compuesta por todocaminos, sin olvidar modelos individuales como los deportivos TT y R8.
La innovación como camino a seguir
Una de las características que más distinguen a Audi de sus principales rivales es su capacidad de innovar y desarrollar nuevas tecnologías para aplicar a sus automóviles como bien indica el eslogan de la marca que encabeza este artículo: Audi, a la vanguardia de la técnica.
Entre las mayores innovaciones técnicas cabe señalar el sistema de tracción total Quattro: sistema desarrollado específicamente para ser usado en competición, aunque los coches usados no fueran todoterrenos.
En su momento resultó extraño este movimiento de los alemanes, pero el tiempo les dio la razón y dominaron el Mundial de Rallys durante tres años allá por principios de los 80. Este éxito gustó en la marca, que desde entonces se introdujo este sistema en toda la gama de modelos.
Otra de la mayores innovaciones de Audi, y que a la postre se extendió por toda la industria es la inyección directa en los motores de gasóleo (diésel). El primero en contar con este sistema –conocido como TDI– fue el Audi 100 de 1989, aunque años después el resto de la gama tendría disponibles propulsores TDI de diferentes potencias.
Sin embargo, la idea inicial no fue de la firma alemana, sino de Fiat, la cual lo estrenó tres años antes sin mucho éxito. Claro está que el sistema de los germanos era mucho más eficaz y suave, lo que contribuyó a atribuirle a ellos el éxito.
El uso intensivo del aluminio en la estructura de un coche también fue idea de Audi, concretamente con el malogrado A2. Este pequeño utilitario estaba asentado sobre un chasis de aluminio y la carrocería estaba compuesta íntegramente por este material, lo que dotaba de mayor rigidez y ligereza a un coche que, a raíz del uso de este material, se disparaba en precio.
Fue un fracaso de ventas, pero en Audi no se dieron por vencidos viendo el futuro que deparaba: no hay más que ver la industria actual, en la que el aluminio y la fibra de carbono son las estrellas. Así, decidieron hacer uso del aluminio en su berlina de representación, el A8, para la que el sobrecoste no sería un problema.
Éxitos en competición
Aunque viendo la gama y el aspecto de los Audi no lo parezca, la firma de los cuatro aros cuenta con un gran bagaje en el mundo de la competición. Incluso a día de hoy siguen estando al pie del cañón.
Conocidos son los éxitos de la tracción Quattro en el Mundial de Rallys de hace 35 años, pero más cercano en el tiempo queda la racha de victorias logradas en las 24 Horas de Le Mans.
Primero ganó con motores de gasolina, luego consiguió erigirse campeón con propulsores TDI, y luego dominó con unidades de potencia híbridas diésel TDI e-tron.
Debido a esto, Audi ya es uno de los nombres más importantes de la gran carrera francesa y del Campeonato de Resistencia en sí tras más de una década de éxitos. Se situó a la par de la todopoderosa Porsche, la que casualmente ha sido la culpable de la marcha de Audi de este certamen.
Con la espantada de Audi del WEC en tras 2016, los alemanes decidieron apostarlo todo por la Fórmula E: una categoría en auge, similar a la Fórmula 1 en concepto, pero con el uso exclusivo de motorizaciones eléctricas para propulsar los monoplazas.
Es aquí donde Audi, junto a ABT, desarrolla ahora las innovaciones para sus futuros modelos eléctricos que quizas nos vendan en unos años a cada uno de nosotros.