Mille Miglia, la carrera que se llevó por delante a Alfonso de Portago
En pleno apogeo de las carreras de Gran Turismo tras la Primera Guerra Mundial, cuatro aficionados decidieron lanzarse a la aventura de crear una nueva carrera, a la altura de otras como la Targa Florio y que también se celebrase en Italia. Nacía así la Mille Miglia, una carrera de mil millas que se celebraría durante casi tres décadas.
Esta carrera contaba con un recorrido que de ida y vuelta entre las ciudades de Brescia y Roma, un viaje que se realizaba sin paradas, 1 600 kilómetros de golpe. Esta discurría por estrechas carreteras italianas y se atravesaban poblaciones en las que los aficionados se agolpaban peligrosamente en las aceras.
La seguridad no era un factor muy relevante entonces, y eso se puede ver en las ridículas barreras de seguridad, de madera y/o paja, elementos que de nada sirven ante un impacto a más de 200 km/h. Sea como fuere, el factor que caracterizó a la Mille Miglia fue su extrema dureza para máquinas y pilotos.
Muchos de los que comenzaban la prueba no la terminaban, y es que se llegaban a contabilizar bajas de más del 50% en algunas ediciones. Sin embargo, la baja más importante y recordada debido a su violencia e impacto mediático fue la de Alfonso, Marqués de Portago, en la edición de 1957.
El accidente de Portago
El poco conocido piloto español venía de disputar varias carreras de resistencia, así como cinco Grandes Premios de Fórmula 1 de la mano de Ferrari. Era el primer español que pilotaba para la Scuderia, mucho antes que Fernando Alonso. Nunca lo hizo con un coche oficial, algo que siempre suplicaba a Enzo Ferrari.
Finalmente llegó el día, pero no sería en la Fórmula 1, sino en la Mille Miglia. Enzo obligó al español a competir con uno de sus coches en la famosa prueba de su país, a lo que Portago accedió tras largas y tensas discusiones.
“Si muero mañana, habré vivido 28 años maravillosos”, comentó Alfonso justo el día antes de la carrera.
Llegaba el día de la carrera y sin intención de ir a por la victoria, De Portago cedió ante ‘Il Commendatore’ y se lanzó con un Ferrari 335 S, el modelo más moderno de la marca entonces. Las horas pasaban y todo transcurría con normalidad hasta que a 40 kilómetros de la meta un neumático estallaba y lanzaba al español a la cuneta.
A más de 200 km/h, el coche del español comenzó a dar vueltas de campana e impactó contra un árbol; él y su copiloto falleciendo en el acto. Además, se llevaron por delante la vida de otros 10 espectadores, así como decenas de heridos. Este fatal accidente supuso un punto y final en la Mille Miglia, que suspendería su actividad.
Tras la cancelación de las futuras ediciones de la prueba, pasarían 20 años hasta que se creó la Mille Miglia Storica, el comienzo de la prueba tal y como la conocemos hoy en día, salvando las distancias claro.
La Mille Miglia en la actualidad
Al igual que con la Targa Florio, el legado de la Mille Miglia se extiende hasta nuestros días, aunque no en forma de competición. A diferencia de la primera, en esta solo pueden participar aquellos coches que participasen en la carrera original; se desacreditan a todos los participantes de la Storica que la siguió.
Esto significa que solo hay vacante para los 450 equipos que llegaron a participar en alguna de las 24 ediciones celebradas entre 1927 y 1957. Este evento, en el cual se reúnen multitud de aficionados, celebridades y coches clásicos, se celebra cada mes de mayo, y hace una parada en cada pueblo que atravesaba la carrera.