El pacto de la limitación a 250 km/h de velocidad máxima en Alemania
El mundo del automovilismo está repleto de curiosidades, algunas entorno a un fabricante y otras sobre una norma exclusiva de un país concreto. Sobre esto último hablamos recientemente, concretamente de la limitación de la potencia máxima a 280 CV en Japón. Hoy hablaremos de la limitación a 250 km/h de velocidad máxima que hay impuesta en Alemania.
Como ya ocurrió en el caso del país nipón, el motivo por el que se implantó tal restricción estuvo motivado por la seguridad vial y un pacto entre los fabricantes del país germano. Pero, ¿cuál fue la causa real para que se aplicase una limitación de este tipo sin necesidad de ley de por medio?
La seguridad y las Autobahn sin límites
El partido ecologista de Alemania, durante la década de 1970, ganaba cada vez más fuerza, y para reducir la contaminación intentó aplicar unos límites de velocidad en las Autobahn. Para los que no lo sepan, estas autopistas son famosas por no tener límites de velocidad; para seguridad de los conductores se suele conducir por donde toca, por la derecha.
Esta limitación también era anunciada como una forma de reducir la siniestralidad en carretera, la cual iba en aumento gracias a coches cada vez más potentes. A modo de prevención era un movimiento lógico, pero los fabricantes tomaron cartas en el asunto para evitar todo esto y eliminar un posible factor rivalidad con el resto de marcas en un futuro.
Este último factor es bastante importante para las marcas, ya que si se llegaba a un acuerdo se evitaría una absurda guerra de potencia por ver quién desarrollaba el coche más veloz. Por suerte para todos, nada de esto ocurrió.
Solución: limitación a 250 km/h de velocidad máxima
Con coches cada vez más cercanos a la barrera de los 250 km/h, las alarmas saltaron para todos, gobierno incluido. Así, con la intención de contentar al gobierno con la reducción de los accidentes y para evitar la mencionada guerra de potencia, la mayor parte de los fabricantes alemanes se reunieron con el fin de pactar un limite que no perjudicase a nadie.
Dicho y hecho. Todas las marcas presentes llegaron a un acuerdo y se implantaría una limitación a 250 km/h de velocidad máxima que, en un principio, se aplicaría a todos los coches fabricados. Este pacto no ha quedado firmado en ningún lado, por lo que en cualquier momento se podría saltar.
El primer coche en contar con esta limitación fue obra de BMW, concretamente el Serie 7 de 1988. Utilizaba la electrónica para limitar la velocidad, tal y como sucede hoy en día.
En cierta medida, algo así ha terminado sucediendo. Mientras que el grueso de los coches producidos siguen contando con dicha limitación, las versiones más importantes de cada marca no entran en el grupo de los coches afectados, por lo que nos podemos encontrar un Mercedes-AMG GT a más de 300 km/h.
Por contra, fabricantes como BMW son fieles a la limitación en todos sus modelos, desde un deportivo i8 hasta un poderoso M5. Por contrapartida, hay modelos que, si bien vienen limitados por defecto, cuentan con paquetes opcionales con los que se puede aumentar la velocidad punta e incluso desconectar toda limitación: Audi o Mercedes lo ofrecen.
El resultado de todo esto ha sido satisfactorio para todos. Las marcas no venden coches capaces de alcanzar velocidades demasiado altas –dignas de un piloto de carreras– y las tan queridas Autobahn han conservado su característica de permitir la velocidad libre.