GMC Syclone, la precursora de las pick-up de alto rendimiento
La productiva década de los 90 dejó consigo varios automóviles bastante interesantes que con el paso de los años han ganado el valor y respeto que se merecían. En Estados Unidos este efecto se intensifica y, pese a que no es un modelo muy conocido, a la GMC Syclone le deben mucho.
Esta pick-up de aspiraciones deportivas fue la precursora de este tipo de coches, el germen de un segmento cada vez más popular. ¿La clave de su éxito? Ofrecer un vehículo popular –GMC Sonoma– con un conjunto mecánico de altas prestaciones a un precio asequible.
La GMC Syclone al detalle
Para encontrar el origen de la GMC Syclone hay que fijarse en Buick, otro fabricante de General Motors. Estos habían lanzado a finales de los ochenta el Buick GNX, un cupé que, aun siendo un muscle car, rompía con las tradiciones, y es que bajo el capó montaba un V6 turboalimentado.
Cualquier muscle car que se precie necesita un V8 atmosférico de alta cilindrada.
Este deportivo solo estuvo a la venta durante un año, momento en el que los ingenieros de la marca comenzaron a trabajar en el proyecto de GMC. Lamentablemente, el bloque motor de 300 CV del GNX no entraba en la pick-up, por lo que se desestimó a favor de preparar un motor mucho más modesto.
Concretamente, se partió del bloque V6 turbo que la Sonoma traía de serie. A este se le introdujo un mayor turbo de origen Mitsubishi, la admisión de un Corvette y un intercooler más grande. Tras todo el trabajo de preparación, el motor ofrecía 4,3 litros y 280 CV.
La tracción trasera de la pick-up de origen no era suficiente para domar tanta potencia, por lo que se terminó utilizando un sistema de tracción total que podía enviar hasta el 35% del par al eje delantero. Por su parte, la transmisión automática de cuatro velocidades era la única disponible.
A nivel estético, la GMC Syclone se diferenciaba del Sonoma con nuevos paragolpes y taloneras, llantas de aleación de 16 pulgadas con diseño de turbina y un color negro con detalles que combinan gris y rojo como única opción. En cuanto al interior, una nueva instrumentación procedente de Pontiac y unos nuevos asientos completaban el conjunto.
GMC Typhoon
Coincidiendo con el último año de la GMC Syclone, y prolongando su producción hasta 1993, el fabricante norteamericano lanzaba el GMC Typhoon, una variante derivada del Syclone más enfocada a la practicidad. De hecho, se trata del mismo vehículo con una carrocería cerrada y dos plazas traseras extra.
Su condición de cuatro plazas le valió para ser el modelo más vendido de este dúo de GMC. Mientras que la pick-up se conformó con 2 998 unidades vendidas entre 1991 y 1992, el Typhoon colocaba en el mercado 4 697 copias.
Otras pick-up deportivas
A lo largo de la historia no han sido muchas las pick-up deportivas desarrolladas, aunque estas parecen que están en una etapa dulce y cada vez hay más opciones en el mercado. Sin embargo, entre la GMC Syclone y la actualidad los pocos ejemplos existentes son clásicos modernos muy valorados.
Actualmente, destacan las Ford F-150 Raptor, la nueva Ford Ranger Raptor y las opciones que ofrece Toyota para sus Tacoma, Tundra y 4Runner, los TRD Pro. Sin embargo, hace unos años la oferta no era tan variada, como os detallamos a continuación.
En la misma década que la GMC, y más recordada que esta, se encuentra la Ford F-150 Lightning, disponible en la novena y décima generación. La primera estuvo a la venta entre 1993 y 1995, y la segunda desde 1999 hasta 2004. En ambos casos, la preparación corrió a cargo de SVT.
Se diferenciaban por un exterior más deportivo, una suspensión más dura y rebajada, así como un motor potenciado. La primera Lightning hacía uso de un V8 de 5,8 litros y 240 CV, mientras que su sucesor usaba un V8 de 5,4 litros con 360 CV que pasaron a ser 380 CV desde 2001.
El enfoque de estos fue muy bien recibido, pero el plato fuerte estaba por venir de la mano de Dodge. Entre 2004 y 2006 la firma norteamericana ofrecería la Dodge Ram SRT10, una pick-up deportiva que bajo su capó escondía el poderoso motor V10 y 8,3 litros del Dodge Viper.