¿Cada cuánto hay que cambiar los amortiguadores?
Los amortiguadores son elementos esenciales del sistema de suspensión. Junto con los neumáticos, estas piezas del vehículo son fundamentales para mantener la seguridad en carretera. Por ello, es importante conocer bien su mantenimiento y cuándo es necesario cambiar los amortiguadores para asegurar su correcto funcionamiento.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que, en un trayecto normal con el coche, los amortiguadores se comprimen entre 5 000 y 7 000 veces por minuto.
Por ello, estos elementos están fuertemente expuestos a cargas de fatiga. Este fenómeno de fatiga es uno de los principales peligros de todo elemento mecánico, por lo que los amortiguadores son cuidadosamente diseñados por los fabricantes para tener una cierta vida útil.
Aproximadamente tras cuatro años o bien tras recorrer 60 000 km, los amortiguadores se habrán comprimido unas 420 millones de veces. En este momento es conveniente revisarlos para asegurarse de si están cerca de su límite de vida útil, en cuyo caso habrá que sustituirlos por unos nuevos.
Funciones de los amortiguadores
Estos elementos complen cinco funciones principales:
- Soportan la carga del vehículo.
- Absorben las irregularidades del terreno, lo que permite ofrecer un mayor grado de confort a los viajeros.
- Permiten que el conductor tenga un mayor control sobre la dirección del vehículo y tome mejor las curvas.
- Mantienen la alineación de las ruedas. Esto permite ofrecer un buen nivel de adherencia al terreno, además de influir en la estabilidad del vehículo y en su frenada.
- Permiten que el vehículo se mantenga en una altura óptima. Cuando los amortiguadores estén dañados, la altura del vehículo se reduce.
Comprobar el estado de los amortiguadores
Cualquiera puede realizar una pequeña revisión casera para comprobar el buen estado de los amortiguadores del vehículo. Esto permitirá evitar futuras y costosas averías, además de ahorrar alguna visita al taller. Como elementos esenciales en la seguridad, asegurar que estos elementos están en buen estado será tan importante como mantener una buena presión en las ruedas.
Una primera comprobación se basa en ejercer una fuerte presión hacia el suelo desde cualquier punto del coche. Si la carrocería baja y vuelve a suvir con suavidad, significa que los amortiguadores están en buen estado.
En el caso de que esto no suceda, lo conveniente será acudir a un taller. Allí podrán emplear máquinas que comprueben el estado de las suspensión. Además, es importante destacar que un coche que pasa el examen de la ITV no tiene por qué tener los amortiguadores en perfecto estado.
¿Cuándo cambiar los amortiguadores?
El deterioro de estos elementos dependerá del modelo del vehículo, la frecuencia con que se utilice el coche y el tipo de conducción. Sin embargo, en términos generales, hay algunos consejos que seguir para asegurar que la suspensión del vehículo estén en buenas condiciones:
- Es recomendable comprobar el estado de los amortiguadores cada 20 000 km.
- Al realizar cualquier revisión en el vehículo, nunca está de más revisar los elementos del sistema de suspensión.
- Asegurarse de que no hay fugas de aceite. En caso de que haya fugas, será esencial sustituir o reparar los amortiguadores.
- Como regla general, se recomienda cambiarlos cada cinco años o bien cada 60 000 km recorridos.
- En caso de conducir habitualmente fuera de carreteras o someter al vehículo a pesos elevados, lo mejor será revisar los amortiguadores con mayor frecuencia de lo normal.
Tipos de amortiguadores
Existen varios tipos de amortiguadores, cuyo funcionamiento o respuesta en la conducción es distinta. Los más utilizados son los de tipo hidráulico telescópico. Esta tecnología ofrece una fuerza amortiguadora que aumenta de forma paralela a la velocidad.
Los amortiguadores hidráulicos están formados por un cilindro con aceite y con un pistón. Sobre este pistón hay un conjunto de válvulas que permiten que el aceite pase de un lado al otro del sistema.
Entre los amortiguadores hidráulicos pueden encontrarse los de doble tubo, que son los más empleados. Estos pueden estar o no estar presurizados, según si poseen o no un gas en su interior que mejora el rendimiento y la estabilidad.
Por otro lado, están los hidráulicos monotubo, bastante utilizados en los vehículos deportivos. Están formados por dos cámaras principales, una con aceite y otra con gas. Entre ellas se encuentra el pistón.
En definitiva, son elementos de gran importancia en cuanto al control del vehículo y a la seguridad en carretera. Por ello, es esencial comprobar habitualmente su buen estado y sustituirlos siempre que sea necesario.