Nissan Skyline GT-R R33 Nismo 400R, el Skyline definitivo
La década de los 90 nos dejó con numerosos deportivos memorables procedentes de Japón. El nombre de Skyline es conocido y adorado por todos, pero si a este le unimos el trabajo de Nismo, la cosa cambia. Y mucho. Con motivo del fin de generación, los nipones comercializaron el bestial Nissan Skyline GT-R R33 Nismo 400R.
Un nombre quizás demasiado extenso, pero es que entonces no se andaban con chiquitas. Un vehículo especial y contundente en circuito debía marcar territorio en todo momento y cada detalle cuenta. Como decíamos, el 400 R fue un modelo de despedida a la generación R33, una forma de caldear el ambiente ante el inminente R34.
La generación en la que se basa, la R33, llevaba en el mercado desde 1993, y puesto que Nissan ya desarrolló versiones más extremas puestas a punto en el temido Nürburgring Nordschleife, necesitaban a alguien capaz de darle una vuelta de tuerca más al coche. La solución era Nismo, la división deportiva de la marca.
Desarrollo
Nismo aceptó el desarrollo de este modelo sin problemas, ya que si para Nissan supondría el canto del cisne al GT-R menos exitoso, para Nismo suponía la oportunidad de homenajear sus éxitos en Le Mans de años anteriores. Para el proyecto no se escatimaría en gastos, partiendo de la versión más deportiva del GT-R.
Sobre el GT-R V-Spec se modificaron más de 50 componentes mecánicos, pero el más notable fue la sustitución del bloque motor. Se desestimó el incombustible y adorado motor RB26 (DETT) y en su lugar se acopló el mismo propulsor forjado que montaban los Skyline de competición, el RB-X (GT2)
Con este nuevo motor Nismo se saltaba el pacto que limitaba la potencia a 280 CV. En total solo se fabricarían 44 unidades, cuyo valor no deja de aumentar año tras año, y ahora más con la burbuja en la que se encuentran los clásicos. El fin de esta producción supuso el fin de la comercialización del R33 en 1998.
Especificaciones
Como su nombre bien indica, el Nismo 400R ofrece una potencia máxima de 400 CV y 470 Nm de par extraídos de un motor de carreras. Al igual que el RB26, se trata de un bloque de seis cilindros en línea de 2,8 litros de cubicaje turboalimentado por partida doble a una presión altísima, de 1,1 bares.
El eje de transmisión de serie no era suficiente, por lo que tuvo que realizarse uno en fibra de carbono.
Para adaptar el funcionamiento de este motor a las exigencias del día a día, se tuvo que desarrollar desde cero un circuito de refrigeración. Derivados de la competición eran los frenos y la suspensión, necesarios si lo que se quería era ofrecer un excelente rendimiento en los revirados circuitos nipones.
Diseño específico
No solo era potencia lo que ofrecía esta preparación firmada por Nismo. Exteriormente hacía gala de un diseño específico, si bien no era tan notable como lo podían ser sus mejoras mecánicas. Ofrecido en rojo, negro, gris y el mítico amarillo, así como con vinilos Nismo 400R por todo el lateral, solo los entendidos lo reconocían.
El interior contaba con asientos tipo baquet y volante de carreras.
Tanto el frontal como la zaga contaban con paragolpes de nueva factura, más deportivos, bajos y aerodinámicos. El spoiler trasero, funcional, era adaptable, por lo que podía variar la inclinación del ala para adaptarse a las necesidades de cada circuito.
Unas taloneras más prominentes, pasos de ruedas ensanchados y un nuevo juego de llantas de diseño exclusivo y 17 pulgadas redondeaban un conjunto casi perfecto. Sin duda alguna, la mejor forma de despedir la generación de uno de los deportivos más reputados de todos los tiempos.
Fama y legado
Como cabe esperar en un vehículo tan exclusivo y limitado al mercado local, su existencia no es muy conocida más allá de los aficionados extranjeros que lo vieron en revistas de la época. Sin embargo, y al contrario de lo que cabría pensar, las nuevas generaciones son conscientes de que existió el Nissan Skyline GT-R R33 400R, pero, ¿cómo?
La respuesta está en los videojuegos. Si hay un videojuego de talla mundial enfocado en el mundo del automóvil, y en el que se apuesta por los coches japonenes, ese es Gran Turismo, producido por Polyphony Digital. La creación de Nismo ha aparecido en todas las entregas de la saga a excepción de la más reciente.