Citroën Méhari
El Citroën Méhari no es, como su aspecto pudiera hacer pensar, un todoterreno utilitario. No lo es porque no tiene potencia motriz suficiente para ello, ni tampoco robustez para soportar un trasiego continuado por malos terrenos.
Tampoco es coche para grandes trayectos por carretera, y no porque no consiga buenas velocidades, sino porque su configuración no es precisamente de turismo. En definitiva, es un modelo que sirve para todo uso, pero sin concretarse en un aspecto muy cualificado.
El exterior del Citröen Méhari
La primera gran muestra de su pretensión de utilitario es la carrocería, aparentemente de todoterreno. Está realizada en resina de plástico moldeable, con color entintando en su materia prima y no con una capa superficial, como sucede con la chapa metálica.
Por tanto, no hay problema de pintura con el Mehari, porque, por mucho que se roce la chapa, siempre aparecerá el mismo tono de color que el de la superficie.
Por supuesto, tampoco se oxida. Estas son ventajas muy considerables con respecto a la chapa metálica, si bien no ofrecen la resistencia de esta al choque. Aunque, en honor a la verdad, la chapa de los Citroën es tan endeble que no se advierte mucho la diferencia entre la metálica y la de plástico, como en este caso del Méhari.
La única parte de chapa metálica que tiene este vehículo es la plataforma que va, además, reforzada con algunas enervaduras por soldadura. Sobre esta plataforma va colocada toda la carrocería, que es de medio cuerpo, con una lona que cubre el coche en su parte alta.
Además, esta parte incluye el techo y también las puertas. Por tanto, el vehículo no tiene puertas, sino unos desniveles laterales en la chapa de plástico que, descapotado, se delimita y cierra sencillamente con una cadena, como en los tranvías antiguos.
El interior del Citroën Méhari
Con la capota de lona, hay puertas también en lona que, si bien no cierran herméticamente el habitáculo, lo aíslan suficientemente del exterior. De esta forma, la calefacción habitual de los Citroën consigue calentar de forma conveniente y hasta exhaustiva el interior.
Por tanto, tampoco hay problema de frío en el Méhari. Aun así, este es un modelo pensado para zonas y estaciones más bien cálidas. Por otro lado, atrás sí hay un portón móvil, por lo que no hay problemas de acceso ni salida.
La mecánica del Citroën Méhari
El motor del Citroën Méhari es el mismo del Dyane-6, pero algo más potente. Cuenta con 32,8 CV a 5 750 revoluciones por minuto. Por ello, cuenta con más potencia que el Dyane. Además, tiene otra ventaja: la relación peso-potencia es mejor, tan fundamental para el rendimiento de un vehículo.
En el Méhari, el peso es de unos 570 kilos en vacío, unos 45 kilos inferior al Dyane, lo que es una ventaja en esa relación peso-potencia, c on 21 kilos por CV en el Dyane y 14 kilos en el Mehari, aproximadamente.
Posee también la misma caja de cambios que el Dyane, aunque en distintos desarrollos. Además, también es opcional el embrague centrífugo, aunque no es recomendable para quienes quieran buscar un uso auténticamente campero. Esto se debe a que este tipo de embrague tiende a desconectarse a un régimen bajo de motor, en las 1 000 rpm.
Velocidad y estabilidad en el Citroën Méhari
Por otro lado, el Méhari no es un coche para correr, como no lo son ninguno de los Citroën fabricados en España, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que no pueda hacerlo. Eso sí, si se puede llamar correr a alcanzar los 100 km/h. El Méhari, aunque con trabajo, puede llegar a conseguirlo. Y decimos con trabajo porque la cuarta marcha tarda bastante en alcanzar su máximo desarrollo.
En contraposición a la carencia de velocidad, la estabilidad es buena en términos generales. El coche, gracias a su particular sistema de suspensión, absorbe perfectamente las irregularidades del terreno. El ligero balanceo lateral que se acusa en conducción brusca es más bien una sensación a la que el conductor debe acostumbrarse.
El coche es estable y seguro, y hay que forzarlo muchísimo para que vuelque. Finalmente, la línea, que no es aerodinámica ni mucho menos, afecta al rendimiento pero no a la estabilidad, por los efectos del viento.