Depreciación del valor de tu coche
El uso, los años de antigüedad y el avance tecnológico son centrales en la depreciación del valor de las cosas; los coches no escapan a eso y todo conductor debe entenderlo. No olvidemos que el valor sentimental que tenemos hacia un automóvil no altera su precio en el mercado.
Cuando una aseguradora abona el ‘coste de mercado’ de un coche siniestrado, difícilmente repone su precio como nuevo. Esto es una realidad diaria que se repite.
Evidentemente, un modelo usado y de un año anterior no puede valer igual que un automóvil de concesionario. Se trata de uno de esos ejemplos en los que los propietarios simplemente chocan con la realidad. Pero… ¿cómo se determina esa depreciación?
La dificultar de tasar la pérdida de valor
La realización de un cálculo objetivo sobre la depreciación de un coche es realmente difícil. Para muchos podría parecer algo subjetivo, y es que no existe una regla infalible para hacerlo. No obstante, en las economías de libre mercado la depreciación del valor es un hecho público, real y objetivo.
Algunos principios están preestablecidos. Por ejemplo, siempre se ha manejado la idea de que la pérdida de valor es más importante durante los primeros años. Nos referimos, en este caso, sobre todo a los nuevos lanzamientos de modelos.
Un coche nuevo pierde el 15 o 20 % de su estimación, pasado el primer año de uso; a veces se recomienda ofrecerlos en el mercado de segunda mano antes de pasar los primeros tres o cuatro años. Las tablas de precios que publica anualmente Hacienda pueden darnos una idea para vender un coche depreciado.
Tablas de Hacienda 2018: valoración de vehículos usados
En los primeros tres meses de todo año nuevo, Hacienda hace públicas las tablas que sirven para calcular el coste de un automóvil usado. En estas tablas se establece que un modelo que tiene más de un año de uso, y menos de dos, se deprecia en un 16 %. Es decir, esto define la pérdida que tiene en su precio de comercialización.
Es así como un coche con 12 años de antigüedad se devalúa en hasta un 90 %. El kilometraje, el uso continuado y el cambio de las tecnologías son claves en este cálculo económico. De hecho, existen variables que definen la depreciación del valor. Esto nos lleva a otro punto importante: no todos los vehículos pierden valor con la misma rapidez.
Variables que definen la depreciación del valor
Existen varios elementos que hacen que un coche pierda precio en el mercado. El solo uso ya es un asunto que se debe considerar, pero otras cosas pierden valor por el simple hecho de no actualizarse.
La sola percepción de un tipo de carrocería o modelo juega un papel importante. En la realidad actual, un SUV se debería devaluarse menos que un compacto. La misma función del vehículo influye, por lo que los vehículos familiares mantienen más su valor.
Las tendencias influyen enormemente en esta degradación. Por ejemplo, el hecho de tener un color de pintura pasado de moda disminuye la valoración: los tipos de acabados y los diseños, también. Con el paso de los años, aparecen nuevas variables de depreciación.
¿Qué devalúa los automóviles en el presente?
En la actualidad, podemos ver cómo es este proceso de desgaste de lo antiguo a simple vista. Las leyes anticontaminación generan una depreciación en los coches con motor diésel; de esa forma, el tipo de mecánica y combustible también suelen intervenir en la percepción del precio.
Hay otros aspectos técnicos que no podemos perder de vista. Esto es lo que sucede con los coches que no son inspeccionados con regularidad en el servicio técnico: la falta de estos chequeos de las ITV y de los documentos en cuestión nos dificultarán las cosas. Por eso, es importante atender a las labores de mantenimiento periódicas de los vehículos.
Otros factores también afectan en un sentido que no solemos esperar. Esto ocurre con la potencia del motor. Por lo general, los coches de cilindrada regular y comercial se deprecian a una velocidad menor. Por el contrario, los coches más potentes suelen infravalorarse económicamente, salvo que sean ediciones especiales o modelos emblemáticos.
La depreciación del valor no es más que una perspectiva que nace de los mismos consumidores. Podemos hacer un ejercicio de introspección sencillo. ¿Hoy en día comprarías un coche de los años 70? Por supuesto que para nosotros mismos un modelo similar costará más barato.