El riesgo de los guardarraíles
Hoy en día existeun amplio debate abierto sobre la utilidad y la contribución a la seguridad vial de los guardarraíles. El riesgo de los guardarraíles, también conocidos como quitamiedos, supone un análisis a las causas de los accidentes de tráfico. En este sentido, entra en juego una causa de gran importancia: el factor humano.
El factor humano dentro de las causas de accidentes de tráfico
Entre las principales causas de los accidentes de tráfico, el factor humano es quizá el que más cantidad de problemas provoca. En este factor se engloban las distracciones, el estado de ebriedad, el exceso de velocidad o la falta de respeto a las normativas de seguridad vial.
Sin embargo, también hay que tener en cuenta que pueden producirse accidentes por el estado de las carreteras, la falta de señalización, etc. Aun así, el factor humano siempre está detrás, aunque no solo en el caso del conductor. Esto se debe a que el factor humano que provoca accidentes también debe englobar los fallos en las administraciones, que pueden no haberse ocupado correctamente del mantenimiento de las carreteras.
El origen del riesgo de los guarraíles
Los guardarraíles se instauraron en España en el año 1972, y ya desde sus inicios fueron motivo de protesta. En los años posteriores, ha habido una evolución progresiva en el diseño de los mismo hasta llegar a los que se instalan hoy en día. Aun así, tras varias décadas de evolución, algunos conductores siguen sufriendo las consecuencias del riesgo de los guardarraíles.
Los guardarraíles nacen para reducir las lesiones por salidas de la vía en un accidente de tráfico. Si nos fijamos en las cifras de la Dirección General de Tráfico, las salidas de la vía suponen alrededor de un 30 % de los accidentes. Por tanto, ¿los guardarraíles se diseñan teniendo en cuenta todos los tipos de vehículos que circulan por una vía?
Hay que tener en cuenta que no solo los coches circulan por las carreteras, sino que también encontramos camiones, autobuses o motos. Por supuesto, el diseño de los guardarraíles no reflejan este tipo de vehículos. Si el conductor de una moto impacta con su cuerpo contra un quitamiedos, el resultado será que, o bien pasa por debajo del mismo cayendo hacia la cuneta, o se golpea fuertemente contra este elemento.
Este tipo de accidentes puede tener consecuencias irreparables y, con el paso del tiempo, se han comenzado a instalar sistemas de protección para motoristas. Estos elementos consisten en colocar un elemento continuo por debajo de las vallas convencionales. Sin embargo, esta solución no consigue absorber toda la energía del impacto del motorista, de manera que no vuelva a salir despedido hacia la carretera y correr el riesgo de ser atropellado por otro vehículo.
Las novedades en el diseño de los guardarraíles
Los fabricantes de los sistemas metálicos de protección vial han presentado nuevas propuestas que resolverían el problema existente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que su ejecución depende de partidas presupuestarias. Esto es algo que puede dificultar su implantación.
En este sentido, hay administraciones con competencia en las carreteras que están dedicándose a instalar algunos tramos de barreras que han conseguido solucionar los problemas del riesgo de los guardarraíles.
Aun así, la situación actual está muy lejos de llegar a solventar el problema a nivel nacional. En la carretera, todos los usuarios, sin excepción, deben cumplir con las normas de seguridad vial de la DGT. Por tanto, es lógico pensar que las administraciones deben velar por la seguridad de todos los conductores, independientemente del vehículo con el que circulen.
En definitiva, a la hora de introducir un nuevo elemento en las carreteras, especialmente los relacionados con la seguridad, se deben realizar unas muy completas pruebas y ensayos con todos los vehículos que se puedan encontrar, y no solo con los turismos.
Es destacable el hecho de que una velocidad de 30 km/h es suficiente para producir un choque que pueda amputar un miembro o fracturar la columna vertebral de un viajero. Esto supone un riesgo muy alto para los conductores de casi cualquier vía, en las que los guardarraíles deben ser un elemento en favor de la disminución de accidentes graves, y no una mayor posibilidad de riesgo.