7 buenos hábitos al conducir por carretera
Conducir por carretera nos exige destreza, reflejos y ciertos niveles de precaución. Claro que esta labor puede hacerse mucho más fácil si desarrollamos ciertos hábitos como conductores. El objetivo: mantener el control en todo momento.
En la actualidad, las carreteras son espacios diseñados para una conducción cada vez más rápida y segura. Y aunque parezca ridículo o hasta intuitivo, olvidar un solo principio básico de la conducción en nuestro viaje puede costar caro. A continuación, enumeraremos algunas costumbres que caracterizan al buen conductor:
Revisar las condiciones previas para una buena conducción
El control del volante comienza desde el kilómetro cero. Cuando el coche aún no está en movimiento, debemos revisar aspectos como la posición del asiento, retrovisor y espejos laterales. La verificación de los líquidos del automóvil y el funcionamiento de las luces también son controles prioritarios.
Al realizar esta rutina nos aseguramos de contar con condiciones apropiadas para afrontar el recorrido. En caso de que algo falle lo podremos notar con antelación y trazar una actitud de conducción diferente; cometer algún error en medio de una maniobra de emergencia podría ser fatal.
Anticiparse a las situaciones viales
Conducir por la carretera necesita una visualización de los vehículos que nos rodean, incluso cuando estamos en un atasco. Por eso, debemos mantener una revisión constante de los coches que circulan cerca de nosotros. Los vehículos que van en los laterales y delante de nosotros deben ser vigilados con mucho cuidado.
No hay que olvidar utilizar los espejos para controlar a los coches que vengan detrás. Quienes conducen con la ventanilla bajada tienen la ventaja de utilizar los oídos para percatarse de cualquier incidente; la anticipación y la prevención son herramientas para llegar a casa ilesos.
Respetar la distancia entre los demás coches
Quienes quieren llegar los primeros, van adelantando sin cesar a los coches que están a su alrededor. En cambio, los conductores que quieren llegar seguros respetan la distancia que guardan con respecto a los demás automóviles.
Conducir de esta forma permitirá crear un clima de estabilidad vial compartida, que permite una posible anticipación. Son precisamente los movimientos bruscos los que motivan un mayor número de accidentes. Añadido a esto, las maniobras de último minuto pueden ser imperfectas y complicar aún más un accidente de tráfico.
Conducir por la carretera requiere una buena postura al frente del volante
Este es uno de los motivos por los cuales siempre debemos revisar la posición y altura del asiento antes de conducir. Pero más allá de eso, los conductores deben mantener una postura erguida, natural y cómoda.
Una posición inadecuada al conducir puede perjudicarnos a la hora de realizar una maniobra de emergencia. Las malas posturas también facilitan el estrés, cansancio y la concentración del conductor.
La forma en que sujetamos el volante también cuenta
Este también es un asunto relativo a la maniobrabilidad. La manera correcta de coger el volante es asumir el ángulo de las diez y diez, según una supuesta hora del reloj. Es decir, una mano en cada lado, en paralelo a cada uno de nuestros brazos.
En contraste, se debe evitar sujetar el volante por arriba, abajo o con las manos cruzadas. Maniobrar con una sola mano es más difícil si se presenta una situación de emergencia; en medio de un choque, tendremos pocos segundos para actuar.
Una actitud prudencial ante las curvas
Las curvas en una autopista no deberían ser un inconveniente si sabemos cómo afrontarlas. Estos tramos del trayecto solo serán peligrosos si vamos a alta velocidad, porque corremos el riesgo de perder el control sobre el vehículo.
Para girar adecuadamente primero tenemos que bajar la velocidad antes de entrar a la curva. Por lo general, se debe buscar la línea más abierta que ha sido trazada en el carril. Lo fundamental es mantener un equilibrio entre la masa y la aceleración del automóvil.
Mantener la concentración en todo momento
Conducir por la carretera exige el mayor nivel de atención posible. Nuestra vista periférica, oídos y el resto de las sensaciones deben enfocarse en nuestro maniobrar. A nivel cerebral, debemos evitar pensar en otras cosas que nos distraigan.
Hacer llamadas telefónicas, girarnos para hablar a los pasajeros o fumar, son actividades que se tornan más peligrosas en la autopista. Si mantenemos todas estas buenas prácticas como hábitos, los peligros serán reducidos al mínimo.