Usar fairy para el limpiaparabrisas
Elegir productos más baratos pueden ser ahorros puntuales que supongan una importante diferencia a largo plazo. Sin embargo, algunas medidas pueden dar lugar a problemas, conviene tener cuidado con los productos de limpieza y evitar usar fairy para el limpiaparabrisas.
Los cuidados en el limpiaparabrisas
Todos los sistemas del vehículo tienen funcionamientos precisos y bien calculados. Además, estás diseñados para funcionar con piezas y productos concretos.
Entre los sistemas relacionados con la seguridad están aquellos implicados en la visibilidad. Por ello, el buen mantenimiento y el buen estado del limpiaparabrisas es un aspecto esencial para la seguridad.
En primer lugar, conviene conocer la diferencia entre el limpiaparabrisas y el lavaparabrisas. El primero es el dispositivos encargado de limpiar las lunas del coche. Por otro lado, el lavaparabrisas el el sistema que permite almacenar y repartir los fluidos encargados de la limpieza.
Todos los conductores deben ser precavidos y asegurarse de mantener las lunas limpias antes de iniciar la marcha. Además, conviene revisar el sistema del lavaparabrisas para asegurarse de que no existen fugas que nos dejen sin líquido durante el trayecto.
¿Cómo limpiar las lunas del coche?
El primer paso más recomandable es limpiar el coche entero. Lógicamente, no es práctico hacer esto a menudo, por lo que entran en juego los limpiaparabrisas.
Conviene también limitar el uso de ceras o demás productos de conservación, ya que pueden dejar restos sobre el cristal que hagan que los limpiaparabrisas rasquen la superficie. Esto puede dar lugar a pequeños arañazos o al deterioro de estos elementos.
Para reducir el uso y el consecuente desgaste de los limpiaparabrisas, queda la opción de limpiar los cristales a mano. Para ello, la mejor opción es utilizar una esponja, jabón y un cubo con agua caliente. Esto permitirá eliminar la mayor parte de la suciedad, para dejar que los limpiaparabrisas se limiten a una última pasada.
Estas prácticas son parte del mantenimiento del coche en casa, ya que lavar el coche en una vía pública puede ser motivo de sanción. El primer paso para una correcta limpieza será humedecer toda la luna con un producto limpiacristales con alcohol, que permita disolver la suciedad.
Una vez lavado el cristal, lo mejor es secarlo con un paño que no deje restos de hilos. Además, conviene también, reservar el uso de este paño a la limpieza del cristal, en vez de utilizarlo para varios usos, como cuidar la pintura también. De esta forma, evitaremos ensuciar el cristal con los restos de grasa de otras zonas del coche.
La importancia de limpiar los cristales por dentro
Aunque el interior del vehículo no queda expuesto a los factores ambientales, esta zona no está exenta de suciedad. Por ello, conviene retirar el polvo que pueda haberse acumulado en la cara interna de los cristales con un trapo limpio reservado para tal fin.
En caso de no estar seguro de si los cristales están sucios por dentro, bastará con pasar un algodón por la superficie para comprobarlo. Un cristal aparentemente limpio puede darnos un sorpresa. Así podremos asegurar una correcta y completa limpieza de los cristales.
Los problemas de usar fairy para el limpiaparabrisas
Emplear fairy para el limpiaparabrisas en lugar de un producto recomendado puede suponer un ahorro económico. Sin embargo, puede dar lugar a molestos problemas. El fairy es un producto con bastante densidad, lo que dificultará su paso por los conductos del sistema.
Esto, además, puede llegar a provocar atascos y taponamientos que nos obliguen a realizar una reparación en el vehículo.
Sus propiedades también pueden hacer que se solidifique una vez que se ha esparcido por la superficie del cristal, lo que favorece la acumulación de más suciedad y resulta molesto para la visibilidad del conductor.
Finalemente, la mezcla del limpiparabrisas con agua produce gran cantidad de espuma, lo que también empeora la visibilidad e incluso puede llegar a suponer un riesgo para la seguridad. En definitiva, lo más conveniente es emplear los productos recomendados por el fabricante, que evitarán futuros problemas y averías.