Ventajas y desventajas de los faros de xenón

Aunque estas luces dispongan de una mayor potencia, que consecuentemente dan lugar a un mayor y más nítido campo de visión, también es cierto que pueden 'cegar' a los que circulan en sentido contrario
Ventajas y desventajas de los faros de xenón

Última actualización: 04 marzo, 2022

El uso del sistema de iluminación de coches con faros de xenón se ha transformado en tendencia en los últimos años. Antes solo los automóviles de alta gama lucían este tipo de faros; en la actualidad, se pueden instalar en muchos coches corrientes.

Sin embargo, la opinión en cuanto a las ventajas y desventajas de estos sistemas de luces está dividida. Por eso es mejor tener en cuenta la siguiente información antes de tomar la decisión de incorporar faros de xenón en el vehículo.

Cómo funcionan los faros de xenón

El funcionamiento de los faros de xenón es bastante simple. La luz se produce por el paso de energía eléctrica entre dos electrodos inmersos en gas xenón. Para que la luz se encienda hace falta una gran potencia, aunque, una vez encendidos, estos faros consumen menos electricidad que las luces halógenas.

Ventajas de los faros de xenón

La capacidad de aportar luz de los faros de xenón es tres veces superior a las de los faros comunes. Esta es una ventaja considerable, sobre todo cuando se conduce de noche; el haz de luz ilumina con facilidad toda la carretera y aumenta el campo visual del conductor.

Cómo y cuándo utilizar las distintas luces de un coche.

Esta es una de las principales razones por las cuales los usuarios eligen estos faros. La visibilidad se optimiza gracias al color blanco que producen, para que así el camino se distinga mejor. A pesar de su gran potencia lumínica, consumen mucho menos energía eléctrica que el resto.

Los faros de xenón tienen una vida útil mucho más larga; llegan a durar hasta cinco veces más que las luces halógenas. El rendimiento se extiende hasta 2 500 horas de uso.

Desventajas de los faros de xenón

  • Una de las primeras desventajas que surgen están relacionadas con la potencia lumínica de estos faros. Si no se colocan a la altura adecuada, provocan deslumbramientos en los conductores que vienen de frente; esta elevada intensidad se puede traducir en un mayor riesgo de accidentes de tráfico.
  • El encendido de los faros de xenón es más lento con respecto a los halógenos. Tardan entre uno y tres segundos en alcanzar su máxima potencia. Esto deviene en un calentamiento mayor, de 3000 Kº (grados kelvin) necesarios para que los faros de xenón funcionen.  Por esta razón, requieren un sistema de refrigeración superior, que soporte las altas temperaturas.
  • La limpieza es otra desventaja. Los faros de xenón tienen que limpiarse con mucho cuidado porque las partículas de polvo o manchas hacen que el haz de luz se desvíe, lo que causa deslumbramientos y posibles incidentes. En consecuencia, el mantenimiento debe ser frecuente; si lo que se quiere es simplificar esta tarea, mejor descartar estos faros.
  • Depende de la temperatura que alcance el gas xenón, el color de la luz que emita va a ser diferente. Los colores van desde el blanco en una temperatura de 3000 Kº, al azul y violeta cuando llega a 4000 Kº; la ley solo permite el color blanco. Las otras tonalidades son atractivas para quienes gustan de tunear su vehículo, pero pueden ocasionar multas.
Cómo y cuándo utilizar las distintas luces de un coche.

El equilibrio entre pros y contras

En conclusión, las ventajas de los faros de xenón vinculadas a su alto rendimiento y capacidad de iluminación, lo que genera mayor confort al conducir, ya que el campo de visión es más nítido. Por estas razones, pueden resultar más convenientes que otro tipo de iluminación.

Sin embargo, esa misma potencia convierte a estos dispositivos en ‘peligrosos’ debido a los deslumbramientos. Es necesario que los vehículos cuenten con sistemas de autonivelación –que funcionen correctamente– para evitar las molestias a otros vehículos de la vía.