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La presión de los neumáticos influye de manera significativa en nuestra conducción y seguridad, siendo uno de los factores de riesgo más fáciles de controlar.
Algo que todos debemos tener en cuenta, es que moverse en coche implica ciertos peligros. Son frecuentes los consejos en torno a lo costoso que puede llegar a ser el mantenimiento de un coche, pero hay elementos de seguridad muy básicos, sin apenas coste y que por el contrario pueden ahorrarnos mucho dinero. Las ruedas son uno de ellos, y para reducir riesgos y evitar gastos innecesarios, debemos conocer cual es la presión correcta de los neumáticos.
El número de percances (leves o graves) que pueden evitarse si todos los dueños de coches revisaran el manual de funcionamiento de sus automóviles, sería importante. Las claves para el correcto mantenimiento de estas máquinas, indispensables en el día a día de muchas personas, están allí. También las instrucciones para conservar el vehículo bajo los más altos estándares de seguridad.
No existe un número mágico respecto a la presión ideal para los neumáticos. Esta variación viene dada por factores como el tamaño de las ruedas, así como las características propias del coche. También influyen otros elementos como el número de pasajeros o el volumen de carga transportada.
Los neumáticos deben ser examinados minuciosamente por lo menos una vez cada 30 días, revisando no solo aquellos que estén trabajando en cada uno de los ejes del vehículo, sino también la rueda de repuesto o recambio. No olvidemos que muchos años sin utilizar la rueda de repuesto no equivalen a que no pueda surgir la necesidad, en cualquier momento.
La presión se mide “en frío”, es decir, cuando los neumáticos han tenido reposo por más de una hora o no han tenido desplazamientos mayores a 5 kilómetros. Esto se debe a que el aire contenido dentro se expande como consecuencia de los giros.
Si existiese la necesidad de medir la presión “en caliente”, se debe colocar una presión ligeramente superior (aproximadamente 0-3 bares adicionales), para compensar la diferencia. De igual forma. se recomienda en estos casos volver a revisar los neumáticos después que hayan entrado en reposo, así como retirar el excedente de aire, en caso que existiese.
Según normativa de la Unión Europea, todos los vehículos nuevos deben incorporar de serie estos sistemas. La idea de las autoridades es disminuir en lo posible los percances automovilísticos derivados del mal funcionamiento de los neumáticos.
Existen dos tipos diferentes de controladores:
Esta variante tiene algunas limitaciones. La pérdida de aire debe ser importante, ya que el sistema es incapaz de advertir pequeñas variaciones. Por otra parte, una vez advertido, el conductor debe revisar cada neumático, ya que la señal indica la existencia del fallo, sin especificar cual de ellos se ve afectado.
Si bien los sistemas activos son mucho más onerosos, sus ventajas son importantes. A diferencia de los modelos pasivos, cada neumático está en todo momento bajo supervisión (incluyendo la rueda de recambio), incluso con el auto detenido. Adicionalmente, el conductor conoce gracias a la información mostrada en el panel de instrumentos, el lugar exacto de la anomalía.
Conocer y revisar la presión correcta de los neumáticos para nuestro vehículo puede ahorrarnos sustos y mucho dinero sin un gran esfuerzo, por ello debe ser una de nuestras rutinas de mantenimiento básicas.