Mazda RX-8, el interesante cupé de 4 plazas y motor rotativo
De que Mazda hace coches muy particulares no cabe duda. Llevando siempre la contraria al mercado, la marca japonesa ha diseñado modelos cuyo sello de identidad es el placer de conducción, muchas veces al margen de la eficiencia o de las prestaciones puras. El Mazda RX-8 es un ejemplo de ello, y resulta un concepto de deportivo realmente práctico.
Si bien la firma nipona es de sobra conocida por el ligero e icónico Mazda MX-5, el deportivo biplaza más vendido de todos los tiempos con más de un millón unidades, también es cierto que se trata de un modelo poco útil para el día a día.
En este sentido, el ‘8’ es una alternativa que ofrece un exótico motor rotativo, tracción trasera, un peso contenido, precisión en el manejo, 4 plazas reales y un maletero razonable para tratarse de un deportivo de dimensiones compactas.
Ojalá a día de hoy se ofreciese algo parecido, pero las normativas anticontaminación forzaron su desaparición del mercado en el 2012.
Diseño del Mazda RX-8
Probablemente, la estética del Mazda RX-8 sea de esas que amas u odias. Es lo que tienen las líneas ‘japos’, con faros rasgados que quizás no son del agrado de todos.
En este sentido, el nipón presenta una curiosa estética cupé de 4 puertas –las traseras se abren al revés– que combina lineas suaves en general, pero con abultados pasos de rueda que, según el que redacta estas líneas, podrían no casar del todo. Pero es cuestión de gustos.
Se podría decir que la zaga es el punto más discreto en cuanto a diseño, porque parece la de un sedán que no llama la atención, al menos si no va equipado con el alerón trasero del modelo de las fotos.
Con las generosas llantas de 18 o 19 pulgadas que llevan, su perfil luce poderoso.
Interior del Mazda RX-8
Por dentro, no podemos esperar demasiado de un modelo que fue lanzado allá por 2002, y es que si bien los ajustes son buenos, el salpicadero, consola central y paneles de las puertas no van tapizados, sino en plástico. Al menos tienen un aspecto decente…
Sí nos gusta que el cuentarrevoluciones está ubicado en el centro, para seguir perfectamente la aguja cuando alcanza las 9000 rpm, lo que es posible gracias a su propulsor rotativo.
Lo bajo que van los ocupantes hace que el túnel central sobresalga e impide homologar la plaza trasera que va en medio.
La digitalización propia de los coches actuales brilla por su ausencia y el equipamiento es bastante comedido, pero tiene lo suficiente para el día a día. De todas formas, si te lo planteas como coche de uso ocasional o recreativo, te sobra, porque realmente te lo comprarás por sus cualidades dinámicas.
Motor rotativo y comportamiento dinámico
Según versión y equipamiento, el Mazda RX-8 puede rondar los 1300 kilos en vacío, un peso relativamente contenido para un coche de 4,44 metros de longitud y cuatro plazas.
Ello, junto a una rigidez de chasis propia de deportivos de altos vuelos, y un motor que va colocado en posición central-delantera con un centro de gravedad bajísimo, hace que el ‘8’ destaque por su agilidad, aunque al mismo tiempo resulta predecible al límite gracias a su reparto de pesos 50/50 y a una suspensión que balancea lo justo.
Lleva un diferencial autoblocante Torsen que evita que se pierda la potencia por la rueda interior y que otorga un mayor control cuando llega el sobreviraje.
El tacto y precisión de los mandos es excelente, como es habitual en los Mazda. La palanca de cambios es de recorridos cortos, precisos y con la resistencia justa a la hora de engranar marchas. La dirección, a pesar de ser eléctrica, goza de un buen ‘feeling‘ y es directa, algo que siempre facilita las cosas en curvas cerradas.
Por su parte, el motor rotativo Renesis cubica solo 1,3 litros y desarrolla 192 o 231 CV, a 7000 u 8200 rpm, respectivamente. En cualquier caso, el par máximo no es muy elevado con 220 Nm a 5000 rpm para el primero y 211 Nm a 5500 rpm para el segundo. Esto evidencia que habrá que llevarlo en la parte alta del cuentavueltas para sacarle el jugo.
No es el coche más rápido del mundo, como le ocurre a los Toyota GT86 / Subaru BRZ. Sus cifras de aceleración, si bien son de sobra para la vía pública, no pueden competir con las de otros modelos como el Nissan 370Z. El 0-100 km/h lo completa en 6,4 segundos el de 231 CV y en 7,2 segundos el de 192 CV.
Al margen de poder girar hasta las 9000 rpm, la respuesta al gas es inmediata y la entrega de potencia es muy lineal.
Es más habitual encontrarse con la versión potente, que encima tiene 6 en lugar de 5 marchas. No cuenta con la sexta para ahorrar, sino para que las cinco primeras sean más cortas y, así, mejorar la aceleración, sobre todo a la salida de las curvas por ser más sencillo llevar el motor en la zona de par.
Precio y conclusión
Si quieres un coche divertido, con un motor peculiar y una excelente dinámica y tacto de conducción, el Mazda RX-8 es tu coche. Pero tienes que estar dispuesto a ser meticuloso con su mantenimiento y a pasar por el aro con el alto consumo de combustible –por encima de 10 l / 100 km– y aceite, que hay que revisarlo habitualmente y que tiene que ser el indicado por el manual para evitar problemas con los sellos del rotor (triángulo).
Un par de consejos para asegurar la longevidad del motor son evitar parar el motor cuando todavía está frío o conducir habitualmente a bajas revoluciones; conviene ir ‘alegre’ para tirar la carbonilla que genera.
No es problemático si lo quieres para el fin de semana, y más cuando de segunda mano puedes hacerte con uno de ellos por precios muy competitivos, y es que los hay por debajo de los 5000 euros.
Pero ojo con el estado de su motor; conviene que pases antes por la casa oficial de Mazda para hacerle un test de compresión, aunque si ves que arranca mal en caliente, huye. A partir de ahí, si cumple todos los requisitos, agárrate porque vienen curvas…