Chevrolet Corvair, un coche peligroso al que le debemos mucho
A lo largo de la historia del automóvil ha habido vehículo que han pasado a la historia por su innovadora ingeniería, por su significado social o simple y llanamente por su estética. Sin embargo, unos pocos son recordados por sus fallas y errores que cometieron sus fabricantes. El Chevrolet Corvair es uno de ellos.
No hay que confundir este coche con el Corvette, cuya pronunciación inglesa se hace muy similar y a oídos no entrenados puede llevar a error. Esta berlina económica gozaba de una configuración mecánica popular en Europa pero no en los EE.UU, pero su nombre es conocido por la facilidad para volcar que tenía el coche.
¿Cómo es el Chevrolet Corvair?
En la década de los cuarenta los directivos de Chevrolet propusieron a GM la idea de una pequeña berlina económica capaz de rivalizar con los productos llegados de Europa. Pese a camuflar el proyecto bajo la marca Holden, no fue hasta finales de los 50 cuando el Chevrolet Corvair fue aprobado, motivado por la inesperada crisis económica.
Lo más destacado del Corvair era su condición de motor trasero. Donde solía estar el maletero nos encontrábamos con un motor bóxer de 6 cilindros y 2.3 litros. Como solía ocurrir, la alta cilindrada no repercutía en la potencia, que con unos escasos 84 CV apenas alcanzaba los 140 km/h.
El Chevrolet Corvair fue la respuesta de Chevrolet a los pequeños y económicos compactos europeos cuya demanda iba en aumento.
Si bien la ventas de la berlina cumplían con las expectativas, querían hacer más caja con el Corvair al mismo tiempo de dotarlo de un aire más juvenil y deportivo. Nacían así los Corvair Monza y Corvair Monza Convertible, versiones de tres puertas y línea exterior más deportiva.
Un problema peligroso y mortal
De sobras conocido son las pifias cometidas por General Motors -GM- a lo largo de los años, pero lo sucedido con el Chevrolet Corvair no tiene perdón. Todos los problemas con los que acarrearía el Corvair en sus años a la venta ya fueron detectados durante su desarrollo, y aún así no se tomaron medidas.
Los norteamericanos no solían fabricar coches con el motor atrás, por lo que su conocimiento en este campo era prácticamente nulo, lo que resultó ser el comienzo de ‘una serie de catastróficas desdichas’. Para empezar, colocaron uno de los primeros motores bóxer fabricados en EE.UU.
Este primer fallo ocasionó que el peso en la parte trasera del coche fuera notablemente mayor que el peso del frontal, es decir, un reparto de pesos mal ejecutado. A esto se le sumó un problema de diseño de la suspensión trasera, que podía deformarse en terrenos defectuosos y no recuperar su forma original.
Aún con todo, el mal mayor estaba por descubrir, y cuando salió a la luz el Chevrolet Corvair nunca fue visto de igual manera. Tanto peso atrás y una suspensión débil fueron el cóctel perfecto para que en caso de giro brusco las ruedas traseras perdieran su posición y el coche terminase volcando.
Para más inri y pese que tras los muchos accidentes y demandas entre conductores y GM, no sería hasta 1966 cuando se publicó un libro de Ralph Nader en el que hablaba de seguridad vial. En este libro Nader expuso cuales eran los coches más peligrosos, y el Corvair aparecía con su ya conocido problema de vuelco.
Las consecuencias
La publicación de este libro redujo las ventas del Chevrolet Corvair hasta en un 50%, pero se mantuvo en producción hasta que en 1969 dejó de ser rentable. Por su fuera poco, en 1964 aterrizó en el mercado la primera generación del Ford Mustang, cuyo éxito relegó al Corvair de la posición de líder del segmento medio asequible.
La historia del Chevrolet Corvair no es del todo negativa como cabría esperar, sino que le debemos mucho a este coche. Los estudios realizados sobre su peligro de vuelco propiciaron la llegada de las primeras medidas de seguridad vial en norteamérica, unas medidas que con el paso de los años han ayudado a millones de conductores.