Bugatti Veyron
A comienzos de siglo el Grupo Volkswagen quiso dar un golpe sobre la mesa y alertar a las marcas premium lanzando un producto que demostrase todo su potencial tecnológico, aunque su mercado era el de los coches asequibles y producidos en masa. Tras varios prototipos bajo varias de las marcas del grupo, Bugatti fue quien terminaría apadrinando al nuevo modelo, el cual supondría un punto de inflexión en la industria y que a día de hoy ya es un clásico al alza. Se trata del Bugatti Veyron.
En el 2005, se convirtió en el primer coche de producción en superar la barrera de los 1.000 caballos de potencia y un precio de salida superior al millón de euros.
Un estilo atemporal
No cabe duda de que al diseño del Veyron no le pesaran los años, manteniéndose siempre fresco, y es que sus múltiples superficies curvas dictadas por la aerodinámica, lo ha dejado enmarcado como uno de los mejores de la historia. Como detalle, toda la carrocería estaba realizada en fibra de carbono, en la que se podía elegir una carrocería bicolor que casaba a la perfección con las diferentes piezas y formas del diseño.
Destaca el capó motor, situado tras el habitáculo. Al contrario que en cualquier deportivo, en el Veyron no había protección ninguna, dejando expuesto el motor W16, que además de ser llamativo, anunciaba mediante emblemas que no era un motor cualquiera. Obviamente, Bugatti ya sabía que no sería un coche que fuese a ser descuidado por sus propietarios y que aún dejando “al aire” el motor, los amigos de lo ajeno no podrían acceder a él.
Propulsor W16 Quad-Turbo
Lo más llamativo del Bugatti Veyron no era lo que se veía, sino lo que quedaba oculto. Mediante la unión de dos motores VR8 se consiguió un enorme propulsor W16 que, con el uso de cuatro turbocompresores, desarrollaba la mágica cifra de 1.0001 caballos de potencia y un par motor de 1.250 N/m. Para controlar semejante caballaje, se utilizó un sistema de tracción total con diferencial Haldex y unos neumáticos desarrollados por Michelin expresamente para el Veyron.
Sin embargo, marcas como Koenigsegg o Shelby comenzaron a plantar cara al Veyron, lo que supuso el comienzo del desarrollo de la última versión, el Super Sport. Aquí el motor se potenciaba hasta la redonda cifra de 1.200 caballos y el par aumentaba hasta los 1.500 N/m. Estas mejoras repercutían de forma importante en la velocidad máxima, que ahora era de 431 km/h, ayudada por la revisada aerodinámica. Por cuestiones técnicas, la aceleración se mantuvo y no mejoró.
Versiones
Como solución, Bugatti ideó una serie de ediciones especiales que no eran más que unidades personalizadas , ya que el apartado técnico se mantenía intacto. En total, sobre la base del Veyron 16.4 se realizaron un total de 6 versiones especiales (que no quiere decir de unidad única) con el que la marca conseguía vender unos pocos más. Esto sin contar con las versiones Super Sport y Super Sport Vitesse y sus respectivas versiones limitadas.
La producción del Veyron se alargó más de lo deseado por parte de Volkswagen, a pesar de contar con la opción de elegir el coche en versión coupé (300 unidades disponibles hasta 2011) y targa (150 unidades disponibles hasta 2015). La caída en ventas, se debía a que el adinerado que soñaba con una unidad en su garaje ya adquirió una desde el principio, por lo que la demanda comenzó a descender.
El Bugatti Veyron en cifras
- Estuvo a la venta durante 10 años, desde 2005 hasta 2015
- Se fabricaron un total de 450 unidades: 300 coupé y 150 targa
- Su motor, un 8.0 W16, entregaba una potencia de 1001cv y 1250 N/m
- Su velocidad máxima es de 408 km/h
- Completa el 0-100 km/h en tan sólo 2,5 segundos
- Fue uno de los primeros en equipar una transmisión de doble embrague de 7 velocidades
- La marca perdía 5 millones de euros por cada unidad vendida
- Superó al McLaren F1 en la lucha por el récord de velocidad
- Hubo 6 ediciones especiales basadas en el Veyron 16.4